
El bisturí
Covid y apagón: la culpa es siempre de los otros
Tras el apagón masivo, como en la Cuba comunista, el uso del arte manipulador ha sido magistral
En los siete años que llevan en el Gobierno, el PSOE y sus socios de ultraizquierda han desarrollado una capacidad sin parangón para eludir responsabilidades y atribuir siempre sus graves errores a factores externos. El gran ensayo general de esta suerte de arte de rehuir culpas y esparcirlas sobre otros se produjo durante la pandemia de covid. Como la gestión a cargo del Ejecutivo durante los primeros meses fue un auténtico desastre, Moncloa decidió sacar a la palestra el término cogobernanza, que en aquel contexto no significaba otra cosa que acaparar los éxitos, si es que se producía alguno, y endosar los fallos a las autonomías cuando los contagios crecían en su territorio, como si los virus entendieran de fronteras ficticias. El éxito de esta operación encontró su cenit durante la vacunación masiva: las comunidades la asumieron con todas las consecuencias, pero fue Moncloa la que primero sacó rédito de la llegada de las dosis a España consignando en la primera caja que las contenía el cartel de «Gobierno de España», pese a que en realidad fue la Comisión Europea la principal responsable de su compra y distribución en tiempo y forma.
El Gobierno y sus huestes desarrollaron esta técnica no sólo para apuntarse tantos que en la mayor parte de los casos no les correspondían, sino también para inventarse enemigos ficticios a los que achacar los fracasos, en línea con el pensamiento de su electorado, o para atacar a otros declarados, como es el caso de Isabel Díaz Ayuso en Madrid. En este relato prefabricado, la culpa de la muerte de ancianos en las residencias era de la presidenta de la Comunidad, por más que el propio vicepresidente Pablo Iglesias dijera en público que era él quien asumía las competencias y que el virus también causó estragos en los centros de mayores de comunidades de territorios gobernados entonces por el PSOE, como Aragón. Si leen el informe que hizo por aquellas fechas el Justicia autonómico se les pondrán los pelos de punta sobre lo que ocurrió en ellas.
La perfección de esta técnica de agitación y propaganda ha llevado al PSOE y sus socios de la izquierda radical a culpar a la guerra de Ucrania del alza de los precios y a atribuirse el éxito cuando estos bajaron, a responsabilizar a los fondos buitre y a las autonomías del PP de la falta de vivienda por no aplicar la normativa estatal pese a no haber construido un piso en siete años, y a arremeter una y otra vez contra Carlos Mazón por su desaparición el día de la DANA, cuando, por ejemplo, la directora general de Protección Civil no tuvo reparo en viajar a Brasil ese mismo día pese a las advertencias meteorológicas que ya existían, y cuando evitó enviar al Ejército hasta que se lo pidieran.
Tras el apagón masivo que ha hecho que España se parezca a la Cuba comunista, el uso de este arte manipulador ha sido magistral. Diez días después del desaguisado histórico, siguen siendo mayoría las voces oficiales que lo atribuyen, sin aportar pruebas, a las eléctricas e incluso a las nucleares, cuando ya ha quedado demostrado que la responsabilidad parte de una sobrecarga de la energía fotovoltaica y de una empresa de mayoría pública, como Red Eléctrica, dirigida por una socialista que cobra más de medio millón de euros al año. Socialista que defendía hace años, por cierto, la construcción de minipisos para resolver el problema de la vivienda entre los jóvenes.
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