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Sin Perdón

El despotismo de Conde-Pumpido

«Pasará a la Historia como el jurista que puso el Constitucional al servicio de un partido»

A estas alturas no me asombra ningún acto de Conde-Pumpido. No le importa que sea deplorable y antijurídico, porque ha decidido instalar el despotismo en el Constitucional. El resentimiento que siente hacia Marchena y el Supremo le ha convertido en un pequeño tirano que goza de su efímero poder sin importarle el descrédito que tiene entre sus compañeros. Su sentencia para «indultar» la corrupción política de los ERE acabó con los últimos jirones de su prestigio. Es cierto que un hombre resentido siempre es muy peligroso como demuestra la historia. Nada queda del magistrado del Supremo, porque ha sido abducido por la ambición y la soberbia. Tolkien fue un extraordinario escritor e intelectual que creó una obra maestra como «El señor de los anillos». El presidente del TC me recuerda a Gollum que se dejó seducir por el poder tenebroso del anillo y dejó de ser Sméagol. Le ha sucedido lo mismo por su resentimiento y su deseo de servir al sanchismo.

La sentencia de la amnistía culminará su descrédito y logrará pasar a la Historia como el jurista que puso el Constitucional al servicio de un partido. Es algo que no ha sucedido en ninguna democracia de la UE. Entre ser Hans Kelsen o Carl Schmitt ha decidido ser este último, que destruyó su carrera y su prestigio sirviendo y legitimando jurídicamente el régimen nazi. Al igual que Conde-Pumpido creía que lo hacía por el bien de la nación, pero nunca se la puede servir olvidando la ética, la coherencia y el respeto al Derecho. Por supuesto, no estoy comparando la situación de España con la Alemania de los años treinta, sino que me limito a describir las malas decisiones de dos juristas, aunque Schmitt era más brillante y sólido que Conde-Pumpido, que no es mi admirado Claus Roxin. Le falta originalidad, respeto por el Derecho y le sobra sectarismo. La última tropelía que quiere perpetrar es antológica, ya que quiere impedir que la Audiencia de Sevilla acuda al Tribunal de Justicia de la Unión Europea porque cuestiona que su chapucera sentencia de los ERE sea conforme con el derecho de la Unión. Es una muestra tanto de su impericia como de su inseguridad, ya que si cree que es correcta nada mejor que un pronunciamiento del TJUE.

Francisco Marhuenda.De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)