El día que ERC se dejará engañar

Pierre Corneille (1606-1684), el dramaturgo francés que revolucionó el teatro al romper las unidades clásicas de tiempo, lugar y acción, pensaba que «el engaño es el juego de los pequeños entendimientos». Algún tipo de entendimiento es lo que persiguen, incluso si hay que forzarlo, los socialistas de Salvador Illa en Cataluña y los «indepes» de ERC de Junqueras y Marta Rovira, por muy peleados entre sí que estén. Todo apunta a un acuerdo, a finales de julio, entre PSC y ERC, que Puigdemont y los suyos intentarán reventar. El que fuera prófugo de Waterloo, que todavía lo es en parte, quiere repetición de elecciones catalanas porque si se forma un Gobierno en el Principado sin él, quedaría muy relegado y con un papel marginal. Podría, todavía, torpedear los Presupuestos Generales del Estado, pero tampoco sería una gran victoria ni para él ni para Junts.

Los «indepes» de ERC están en una posición difícil, pero menos incómoda, al menos a corto plazo. Sueñan y trabajan para pactar con el PSC, con la bendición de Pedro Sánchez, claro, y apuntalar el acceso de Salvador Illa a la presidencia de la Generalitat. Por supuesto, tienen que justificar ese apoyo, y para hacerlo están dispuestos incluso a dejarse engañar, conscientes del engaño, por supuesto. Junqueras y Rovira, como adelantó en su día el todavía presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, pedirán la llave de la caja, es decir la recaudación y gestión de todos los impuestos que se generen, a través de un «consorcio», previsto en el artículo 204.2 del Estatut, pendiente de desarrollo. Una forma de abrir la puerta a cualquier interpretación futura, incluso que ese «consorcio» sea el embrión de la auténtica independencia fiscal. Es lo que ahora negocian PSC y ERC, todos conscientes de que luego habría que aprobar en el Parlamento español leyes que lo permitieran. Unas normas que, con la composición parlamentaria actual, es muy difícil, por no decir imposible, que salgan adelante. Los «indepes» lo saben, pero como no es inmediato, explicarán a su clientela que han dado el primer paso para conseguir la llave de la caja, pero se dejarán engañar, porque saben que ni tan siquiera Sánchez se la puede dar, pero sí les permitirá mantener algo de poder. «El juego de los pequeños entendimientos» de Corneille.