El canto del cuco

Disputa por el segundo puesto

Somos la anomalía europea, la excepción. ¡Somos diferentes!

La llamada ultraderecha avanza incontenible en Europa. Faltaba Portugal, nuestro entrañable vecino, y acaba de ocurrir lo que parecía imposible después de la «revolución de los claveles» y el largo dominio del socialista Mario Soares. La extrema derecha, con Ventura, ha dado el zarpazo al socialismo y ocupa el segundo lugar tras el centro-derecha. Lo mismo pasó recientemente en Alemania. Algo parecido, aunque con más empuje, ha ocurrido con Le Pen en Francia, en Rumanía con George Simon y en Polonia con Nawrocki. Todos alcanzan el número 2 rozando el poder. En Italia con Meloni y en Hungría con Orbán ya lo ocupan. En todos los casos, los socialistas pierden fuerza o se esfuman. Sólo resiste el Partido Popular o centro-derecha, casa en la que conviven liberales, conservadores y democristianos.

Esta nueva derecha antiglobalización y anti-inmigración amenaza con desbancar a los socialdemócratas del segundo puesto en la Comisión europea. Falta poco para que los ultraconservadores hagan lo mismo en el Parlamento europeo. Esto trastocará radicalmente la concepción europea, cargándose el invento o recuperando, según sus valedores, la idea original o alma perdida de Europa y su verdadero lugar en el mundo. Nos acercamos, en todo caso, a la refundación de la UE con una aguda sensación de vulnerabilidad y decadencia, que nos obliga a una fuerte política de rearme. Lo hacemos con poco entusiasmo y con actores de un pelaje muy distinto al de los padres fundadores.

El cambio sorprende a España a contrapié. Somos la anomalía europea, la excepción. ¡Somos diferentes! Aquí todavía resiste el socialismo en el poder, aunque sea a remolque, con ayuda de la extrema izquierda antieuropea. ¿Qué quedará del PSOE cuando caiga el sanchismo con estrépito? Esta es la cuestión que preocupa de veras a los históricos del partido. Siguiendo la pista de lo que está ocurriendo en Europa y con el espejo portugués delante, lo lógico sería que Vox diera el zarpazo al PSOE en unas próximas elecciones y se situara en el segundo lugar de la tabla detrás del Partido Popular, que parece imbatible. Lo que pasa es que el sistema electoral español está diseñado para favorecer el bipartismo representado por el centro-derecha y el centro-izquierda, y la sociedad española, que aún tiene memoria histórica, rechaza los extremismos y está por la moderación, como acaban de subrayar al alimón José María Aznar y Felipe González. Pero el empeño del Gobierno en abrir de par en par los portalones a la inmigración y en resucitar la memoria del franquismo facilita a Vox el camino al segundo puesto. Veremos.