Canela fina

Doña Letizia, reina impecable

Don Felipe acertó en su matrimonio, supo elegir a una persona que destacó siempre por su bondad, por la capacidad de sentir el dolor de los demás, por el espíritu de solidaridad.

«Que el reinar es tarea, que los cetros piden más sudor que los arados, y sudor teñido de las venas; que la Corona es el peso molesto que fatiga los hombros del alma primero que las fuerzas del cuerpo…», escribió Francisco de Quevedo. Cuatrocientos años después la Reina Doña Letizia podría suscribir las palabras del autor de la Epístola satírica y censoria al conde duque de Olivares. Tras los fuegos artificiales de los palacios reales, junto a los deslumbrantes viajes, cabe la suntuosidad del protocolo, se esconde la dureza diaria del servicio al bien común de la ciudadanía.

En los años cincuenta del siglo pasado, los falangistas de Franco se regocijaban difundiendo una frase que consideraban feliz: «En el año 2000 solo quedarán cinco reyes: el de Inglaterra y los cuatro de la baraja». En la última clasificación de las naciones del mundo, por su desarrollo y calidad de vida, figuran, según la ONU, ocho Monarquías parlamentarias entre los diez mejores países: Suecia, Noruega, Dinamarca, Holanda, Inglaterra, Australia, Japón y Canadá.

Don Felipe acertó en su matrimonio. Sabía que la opinión pública exigía en el siglo XXI una boda por amor y a la vez que la mujer escogida fuera capaz de ejercer el papel de Reina. Y supo elegir a una persona que destacó siempre por su bondad, por la capacidad de sentir el dolor de los demás, por el espíritu de solidaridad. Doña Letizia mantiene una extensa cultura, adornada por la inteligencia sobresaliente. Tendrá defectos como los tenemos todos, pero la realidad de su condición humana es abrumadoramente positiva. Y junto a su trabajo incansable en favor del pueblo español, ha sabido educar a sus dos hijas, Leonor y Sofía, de forma ejemplar.

Cuando se casó con el Príncipe de Asturias, un conocido cronista del corazón escribió: «Ese matrimonio no durará seis meses». Y un par de años después, en lugar de reconocer su error, afirmó: «Letizia nunca llegará a ser Reina; ese matrimonio se ha cargado la Monarquía».

Esta semana se celebrará la ceremonia de los Premios Princesa de Asturias. Me parece la ocasión adecuada para subrayar la sencillez de Doña Letizia, su espíritu constructivo, su sentido del humor y su incansable trabajo que la han convertido en una Reina impecable.

Luis María Anson, de la Real Academia Española