OTAN

Las Fuerzas Armadas deben tener medios para los retos del futuro

La Razón
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Las Fuerzas Armadas siguen siendo una de las instituciones de nuestro país más valoradas. Hay razones de sobra para compartir esta opinión: la eficacia con la que desempeñan su trabajo, la discreción con la que asumen el riesgo que conllevan muchas de sus misiones y su lealtad al orden constitucional. Sobre este último aspecto, la Carta Magna especifica muy claramente su función en su artículo 8.1: «Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional». El cumplimiento de su función –desarrollada a través de una ley orgánica que regula las bases de la organización militar– ha sido impecable. La crisis económica y los recortes presupuestarios en nada han mermado su capacidad de actuación. En estos momentos, nuestros Ejércitos se enfrentan a un nuevo reto: la guerra abierta que ha declarado el yihadismo. España, como el resto de países occidentales, debe estar preparada para una lucha contra un terrorismo del que todavía no conocemos su enorme capacidad de destrucción. Estamos hablando de un conflicto en el que ya no vale esconderse detrás de las grandes potencias, sino en el que cada uno debe asumir su papel en la seguridad nacional. Por lo tanto, las Fuerzas Armadas deben estar bien dotadas, por lo que deberá revisarse el presupuesto de Defensa, que permanece atascado desde el principio de la crisis. Si en 2008 era de 8.494 millones de euros, el de 2016 fue de 5.962 millones. Es decir, la reducción ha sido del 30%. Sin embargo, sus misiones internacionales de intermediación de paz han seguido adelante. La actual titular de Defensa, María Dolores de Cospedal, ya ha anunciado la necesidad de incrementarlo, lo que obligaría a todas las fuerzas políticas a hacer un ejercicio de responsabilidad, abandonar las disputas demagógicas y afrontar la realidad: los países libres y democráticos son el objetivo prioritario del yihadismo. España ha sido el tercer país de la OTAN que menos porcentaje de su PIB ha destinado a gasto en defensa en 2016, el 0,91%, frente al objetivo pactado de destinar al menos el 2%, según estimaciones de la OTAN. Lo cierto es que, en estos momentos, la necesidades de defensas son comunes a todos los paises de nuestro entorno. Adecuarse a las condiciones de la OTAN supondría incrementar anualmente el presupuesto en 2.076 millones. El debate en estos momentos no está entre militaristas y pacifistas, como a muchos les gusta simplificar, sino en hacer compatible la seguridad con la libertad. La realidad es que nos encontramos a la cola del mundo en gasto militar y lo que puede ser una virtud, pues nuestras Fuerzas Armadas son un ejemplo internacional de eficacia y compromiso y cada vez tienen más peso, hay que adecuarse a los nuevos tiempos con más medios. El esfuerzo y el voluntarismo son consustanciales con la milicia, pero no lo es todo. Para seguir estando presentes en 11 países y tres continentes (Cabo Verde, Senegal, Líbano, Bosnia Herzegovina, Somalia, Djibouti, Mali, Republica Centroafricana, Gabón, Irak y Afganistán) y cuatro zonas marítimas y afrontar la guerra global del yihadismo, hace falta dotar a nuestras Fuerzas Armadas de los medios precisos. A estas misiones hay, además, que sumar la protección de espacios nacionales estratégicos, aéreos, terrestres, marítimos y cibernéticos. La paz y la seguridad no deben ser sólo palabras.