Bruselas

Papeles falsos, pero no inocuos

La Razón
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A una semana de la publicación de los llamados «papeles de Bárcenas», la veracidad de su contenido se ha disuelto a gran velocidad. No sólo ha sido desmentida por el supuesto autor, quien para probarlo se sometió a una pericia caligráfica, sino también por el que fue el tesorero del PP desde los años 90, Álvaro Lapuerta. El único aval que han recibido esos extraños papeles ha sido el del abogado Jorge Trías, un ex diputado del PP que salió por la puerta de atrás del partido tras fracasar en su propósito de dirigir su departamento jurídico. La prueba aportada por Trías fue que él «había visto» esos papeles en manos de Bárcenas y que desde hace años le constaba la existencia de sobresueldos. Por qué no denunció entonces esas supuestas irregularidades es algo que debería aclarar el ex diputado en sede judicial, pues podría haber incurrido en un delito de encubrimiento. A día de hoy, por tanto, el «suflé Bárcenas» se ha desinflado rápidamente, al tiempo que cobra fuerza la hipótesis de un montaje fabricado a medida para erosionar al presidente del Gobierno y descabezar la cúpula del PP. El hecho de que los dirigentes socialistas hayan rebajado muchos grados los ataques a Rajoy, después de haberse lanzado en tromba a pedir su dimisión, indica que hasta el PSOE empieza a dudar de la veracidad de los «papeles». El asunto está en manos de la Justicia, aunque no es muy aventurado predecir cuál será su veredicto, que desvelará las falacias de un escándalo artificialmente creado. Sin embargo, que sea un «bluf» no significa que sea inocuo para España. Al contrario. La repercusión que ha tenido en los medios de comunicación internacionales ha sido muy lesiva para la imagen de nuestro país, que si bien aún no se ha traducido en pérdidas sensibles en los mercados financieros, sí ha dañado su credibilidad y solvencia. Máxime cuando el «escándalo» se publica en la víspera de que el presidente Rajoy negociara en Bruselas los presupuestos comunitarios que le corresponderán a España en los próximos seis años. Que el PSOE se haya prestado a jalear la campaña de desprestigio en tan delicado trance para los intereses españoles demuestra a las claras cuáles son las prioridades de sus dirigentes. Afortunadamente, Rajoy ha sabido batirse el cobre y ha dado la vuelta a unas previsiones presupuestarias negativas para nuestro país, de modo que, en vez de convertirse en contribuyente neto, recibirá anualmente casi dos mil millones de euros más de los que aporte y contará con una fuerte inyección financiera para estimular el empleo juvenil. Si la semana empezó con negros nubarrones de sospechas y temores ha terminado de forma bien diferente: disipando las falsas denuncias, publicando las cuentas del PP y del presidente, y logrando en Bruselas unos presupuestos favorables.