Internacional

El cuento chino de Nadia Calviño

Ayer no fue un buen día para el Gobierno y para su equipo económico. Una tormenta perfecta se cebó con el plan presupuestario para 2019 y las previsiones para nuestra economía en forma de triple rapapolvo de la Comisión Europea, el FMI y la OCDE. Esa unanimidad fue tan insólita como desoladora. Los informes concluyeron en que la desaceleración será más intensa de lo previsto por el Ejecutivo y que, en síntesis, el volantazo despilfarrador hacia la izquierda tendrá serias consecuencias para el país. Especialmente lacerante fue el pescozón –más bien mamporro– de Bruselas a la ministra Nadia Calviño, que llegó al cargo con el aura de representante excelsa de la ortodoxia económica de Bruselas y cuya gestión aparece desvaída, decolorada y ahora refutada por sus antiguos compañeros comunitarios. En síntesis Bruselas no se traga el cuento chino de Sánchez y su ministra y lo desmonta: empeora el déficit y la deuda, hay cero esfuerzo estructural, se gasta más y se ingresa menos de lo oficialmente comunicado y además lo más probable es que ni siquiera haya Presupuestos. La reacción de la ministra fue que los organismos internacionales expresaron su sintonía con los planes del Gobierno. La confianza y el crédito se sostienen sobre el rigor y la seriedad. Calviño está a otras cosas.