Canela fina

La falacia de la inviolabilidad

«La Justicia suiza ha investigado 32 años de la actividad de Juan Carlos I y no ha encontrado ni siquiera indicios de delito»

El argumento de no pocos tertulianos audiovisuales para denigrar al Rey padre es la inviolabilidad. Se trata de una manipulación más, de una descarnada falacia. Ideológicamente instalado en la izquierda radical, el fiscal Bertossa, de la Justicia suiza, la más independiente de Europa, ha investigado 32 años de las actividades de Don Juan Carlos y ha concluido que no existen ni siquiera indicios de delito. Dolores Delgado, la fiscal española, también de izquierda radical, ordenó que se escudriñaran los ocho años que entre 2014 y 2022, el Rey padre carecía en España de inviolabilidad, y el resultado fue rotundo: sin indicios de delito.

Pero ni uno de los que han denigrado al Monarca abdicado ha tenido el gesto de decir: «Lo siento, me he equivocado, las informaciones de las que he dispuesto eran falsas». El sectarismo, la cicatería, el bulo y la calumnia han presidido la campaña contra Juan Carlos I, contra el hombre que heredó todos los poderes de la dictadura y que los cedió todos para convertir en realidad la política trazada desde el exilio por su padre Juan III: «El papel sustancial de la Monarquía restaurada consiste en devolver al pueblo español la soberanía nacional secuestrada en 1939 por el Ejército vencedor de la guerra incivil».

Claro es que la campaña antimonárquica no iba contra Don Juan Carlos, sino contra Felipe VI. Se trataba de que, ante tanta desmesura, el Rey reaccionara para defender a su padre, cayendo en la trampa de introducir la Monarquía en el debate político. Felipe VI no embistió la muleta que le tendieron, mantuvo neutral la Monarquía y ha dejado sentado un duro principio sustancial: la Corona está por encima de las personas, la Institución debe mantenerse neutral, al servicio del pueblo español, conforme a la Constitución que fue votada en 1978 por la voluntad general libremente expresada.

Don Felipe abrazó y besó a su padre en el funeral del Rey de Grecia. Son muchos los españoles que desean se normalice la situación y que el Rey padre viva en España los últimos años de su vida. No en vano construyó la democracia pluralista plena y encarnó uno de los cuatro grandes reinados de nuestra historia junto a los de Carlos I, Felipe II y Carlos III.

Luis María Anson, de la Real Academia Española