El trípode

Fernando VII y Sánchez, dos felonías históricas

En la Historia de España es conocida la patética situación vivida en Fontainebleau en mayo de 1808 con Carlos IV y Fernando VII, abdicando de sus derechos sucesorios a la Corona de España en favor del emperador Napoleón Bonaparte

No hay ya suficientes palabras en el diccionario de la RAE para definir la ignominia que está cometiendo con España y los españoles el actual PSOE, convertido en un mero apéndice político en manos de Sánchez, que lo ha transformado en «la progresista PSOE», la agencia de colocación y empleo público para sus palmeros y palmeras. Por ello es oportuno dirigir la mirada sobre otros acontecimientos de la Historia con algunos paralelismos con la actualidad, aplicando la definición ciceroniana de la Historia como «maestra de la vida», porque los pueblos que olvidan la suya están condenados a repetirla, y por desgracia suele ocurrir con sus capítulos peores, como nos sucede ahora con el sanchismo. Sin duda vamos a tener ocasión de ratificarlo en los próximos días con Puigdemont ya satisfecho en sus exigencias.

En la Historia de España es conocida la patética situación vivida en Fontainebleau en mayo de 1808 con Carlos IV y Fernando VII, abdicando de sus derechos sucesorios a la Corona de España en favor del emperador Napoleón Bonaparte, quien a su vez e inmediatamente, los resignó en favor de su hermano José, que será conocido por los españoles como Pepe Botella tras ser proclamado Rey de España. El emperador Napoleón vivirá su Waterloo en 1815 y morirá desterrado en la perdida isla de Santa Elena en 1821. Ahora Sánchez y «la progresista PSOE» han claudicado ante Puigdemont vendiendo la dignidad de España por el «plato de lentejas» de seguir en el Gobierno una temporada más. Pero no se hagan ilusiones; el pueblo español no «afrancesado» –hoy no «sanchizado»–

se levantó el 2 de mayo, dando comienzo a la Guerra de la Independencia, que significó el principio del fin napoleónico, como él mismo reconocerá desde su destierro final.

Que el prófugo antiespañol Puigdemont eligiera Waterloo para disfrutar de su dorado exilio, es todo un presagio del papel que le espera para la historieta. Apenas siete años mediaron entre esa deshonrosa capitulación y la derrota final napoleónica en Waterloo, y seis años más hasta su muerte. Fernando VII retomó la Corona tras el Congreso de Viena en 1815, lo salvó en 1823 con el apoyo de los «100.000 hijos de San Luis», y ha pasado para una parte de la Historiografía como el «rey felón» por su traición a España. Entre Puigdemont y Napoleón existe, además de Waterloo, un acentuado paralelismo fonético y nada más. Entre Fernando VII y Sánchez hay similitudes más acentuadas, con el común y prioritario objetivo de ambos de conseguir y mantener el poder a cualquier precio. Son felonías históricas las protagonizadas por ellos dos, ahora y hace dos siglos.