V de viernes

El fiasco de las desaladoras

Han resultado ser muchísimo menos eficientes y ecológicamente más sucias que el Plan Hidrológico de Aznar

Zapatero se cargó el Plan Hidrológico de Aznar y aprobó construir de 51 desalinizadoras, cuyos rendimientos son desiguales, escasos o mejorables. Las hay terminadas que apenas funcionan porque los agricultores rechazan ese agua por su precio elevado y baja calidad. A la postre han resultado ser muchísimo más caras que el Plan Hidrológico, dado que la mayor parte del proyecto del PP iba a ser financiado por la UE y no contaminaba. Con el trasvase, las cuencas deficitarias de Cataluña, Valencia, Murcia y zona oriental de Andalucía habrían dispuesto de más de 1.000 hectómetros cúbicos anuales de agua dulce, adecuada para consumo humano y agrícola. Con las desaladoras, esos mismos territorios disponen de la décima parte de agua que, además, no se utiliza en muchos casos.

En la cuenca del Segura, donde más falta hace el agua, es donde las potabilizadoras peor han funcionado. Se aprobó la construcción de dos megaplantas en Torrevieja y Águilas , cuya explotación fue una incógnita durante mucho tiempo ante la escasísima demanda agrícola. Incluso se llegó a plantear la venta de los equipos a países árabes, como forma de rentabilizar la inversión, de elevado coste y gran impacto medioambiental, por los vertidos de salmuera.

El agua del mar se potabiliza limpiándola de partículas y eliminando el exceso de minerales y sales, con métodos diferentes: evaporación, condensar el vapor o la electrolisis, la nano y ultrafiltración, y la ósmosis inversa. El agua desalinizada, antes de introducirla en la red, pasa por un proceso de remineralización y desinfección. Métodos que se emplean en las más de 17.000 plantas desalinizadoras que hay en la tierra, 700 de ellas en España, la mayoría en Canarias. El problema es que no siempre son eficientes, consumen mucha energía, el agua es cara y producen gran cantidad de salmuera, que regresa al mar y tiene una toxicidad asociada a metales, de modo que se corre el riesgo de crear zonas muertas por falta de oxígeno y contaminación, lo cual degrada el medio marino. Tuve la oportunidad de comprobarlo en primera persona en Dubai, donde tras entrar en el agua para tomar un baño, se notaba de inmediato la acumulación brutal de salmuera en los ojos de manera preocupante.

El plan de Zapatero proyectó la mayor parte de las desaladoras en el Levante. Siete en Valencia y dos en Murcia. No todas han estado funcionando. La de Muchamiel tuvo un coste de 90 millones y estuvo mucho tiempo parada. La planta de Sagunto también lo estuvo aunque costó 37,7 millones. Lo mismo ocurrió con Oropesa, que supuso una inversión 55,4 millones, y la de Moncofa, 51 millones.

Otro ejemplo es la de Escombreras, en Murcia, que produjo en el último año 1,96 hectómetros cúbicos de los 22,8 que tiene autorizados, lo que supone apenas el 8,61 del total. Un lujo imposible de pagar.