Sentido común

Ganó la templanza

"Sánchez se encontró a un Feijóo tranquilo, que dominaba los temas sin necesidad de haberse recluido cuatro días, con golpes de efecto e ironía gallega"

Los votantes del Partido Popular se habían sentado frente al televisor de su casa para ver el debate entre Sánchez y Feijóo con la idea de sufrir lo indecible, más que nada porque Sánchez se había recluido en La Moncloa durante cuatro días para preparárselo y todos habíamos visto a Feijóo en actos públicos en Os Peares y Castelldefels, Sevilla y Badajoz, Zamora y Pontevedra, sin Falcon ni Súper Puma que le transportaran para ganar tiempo.

Cuatro días sin apariciones públicas son muchos días, a no ser que uno tenga claro el resultado de ese debate o esté memorizando el diccionario de la RAE, o reteniendo el nombre de la capital de las Islas Pitcairn de la Polinesia o las obras y autores de la Generación del 27 como si se presentara a Pasapalabra. Difícil de imaginar porque ni era el formato, que ya se sabía de antemano y habían pactado PSOE y PP, ni Vicente Vallés era Roberto Leal.

Mucho antes del comienzo, mucho antes de que se fijara la fecha, mucho antes de que Feijóo aceptara hacer un debate, prácticamente desde que Sánchez retara en duelo al líder del PP, las huestes socialistas, los ministrillos (ministro conlleva creer y sentir el Estado) se proclamaban vencedores. Como Sánchez ha hecho de su mandato un plató televisivo, con los Aló Presidente de Chávez en la pandemia, o los juegos a la petanca o a ser entrevistador de Escrivá, se veía de estrella televisiva en el debate con Feijóo.

Había ensayado la sonrisa, avasallar y no dejar hablar al oponente, utilizar el desprecio derrochando arrogancia y mira por dónde se encontró a un Feijóo tranquilo, que dominaba los temas sin necesidad de haberse recluido cuatro días, con golpes de efecto e ironía gallega. Soberbia frente a templanza. Ganó la templanza.