Editorial

No hay cortinas de humo para tanta corrupción

Tienen entre manos una montaña de inmoralidad y villanía prendida a una cuenta atrás cuan bomba de relojería. Santos Cerdán lo sabe bien

Santos Cerdán no abandonará por el momento la cárcel de Soto del Real y todo apunta a que lo aguardan unos meses privado de la libertad que otros personajes de su entorno disfrutan. Como cabía prever, leídas las resoluciones del magistrado Leopoldo Puente y los alegatos singulares y pintorescos de la defensa, la Sala de Apelación del Tribunal Supremo desestimó el recurso presentado por el exsecretario de Organización del PSOE contra su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza por la comisión de posibles delitos de integración en organización criminal, cohecho y tráfico de influencias vinculados a la trama Koldo que operaba en el Gobierno y en el PSOE. El auto de la Sala refrenda las razones del instructor sobre el riesgo de obstrucción de la investigación por el «papel directivo y de control en la actividad criminal de los distintos partícipes» de Santos Cerdán en cuanto al cobro de comisiones por la adjudicación de obras públicas, además de que constata que los indicios contra el que fuera mano derecha de Pedro Sánchez «son nutridos y poderosos». Veremos cómo impactan sus actuales y sombrías circunstancias en un político acostumbrado al poder que creció envuelto en la impunidad y la protección del presidente, si el paso del tiempo hará mella o no y si habrá de todo ello consecuencias para su futuro o el de otros. En todo caso, el episodio de Santos Cerdán rubrica que la causa contra la corrupción sanchista no amainará, sino al contrario. La firmeza de la instrucción y la congruencia y consistencia en las conclusiones alcanzadas por ya demasiados magistrados dibujan un horizonte crítico para el presidente. No puede ser de otra manera cuando se aborda con testimonios documentales de peso la presencia y la actividad de una banda criminal en el corazón del poder sanchista durante años. Con ser escandaloso lo que ya conocemos sobre el modus operandi y la nómina de implicados, puede que lo que provoque la ansiedad indisimulable en Moncloa y Ferraz y su incapacidad para armar una defensa al menos eficaz sea precisamente todo lo que intuimos bajo el velo del secreto de la instrucción y del trabajo de los investigadores. Son días de cortinas de humo a espuertas en Moncloa hasta hazañas casi conmovedoras. Sin orden ni medida, los señuelos son el síntoma de la desesperación que se queda en un gancho romo por más que los ministros y el orfeón mediático afilan sus verbos como acólitos que son. Y ahí vale todo, incluso la honradez impostada que te deja en evidencia a cuenta de retorcidos historiales académicos de tantos socialistas, incluido el presidente y el portavoz. Tienen entre manos una montaña de inmoralidad y villanía prendida a una cuenta atrás cuan bomba de relojería. Santos Cerdán lo sabe bien. Nada es comparable ni puede hacer sombra al hecho de que el régimen está corrupto y se conduce como tal.