
El puntazo
Integrar, educar y formar
La inmigración ha dejado de ser un fenómeno coyuntural en España y se ha convertido en un componente estructural de la sociedad, no solo por la magnitud de los flujos migratorios, sino también por la aparición y expansión de la llamada segunda generación de inmigrantes
La inmigración ha dejado de ser un fenómeno coyuntural en España y se ha convertido en un componente estructural de la sociedad, no solo por la magnitud de los flujos migratorios, sino también por la aparición y expansión de la llamada segunda generación de inmigrantes. Esa a la que habría que llevar de la mano con una integración ejemplar para asegurar su futuro y la propia cohesión social de nuestro país, máxime cuando en la actualidad cuatro de cada 10 menores de cinco años son de origen extranjero. Hay que acabar –o al menos minimizar– con las evidentes brechas existentes en el ámbito educativo y laboral. Los hijos de nativos poseen una clara ventaja sobre los hijos de inmigrantes y ese escalón –que algunas veces es un abismo– debe rebajarse a través de la educación, la formación, la pedagogía, la cultura y los valores, sin obligarles a perder su identidad propia.
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