Historias del mundo

Keiko Kawano ayuda a los japoneses a volver a sonreír tras la pandemia

«Con el fin de la pandemia y de la imposición de las mascarillas en Japón, muchos jóvenes acuden a su escuela para recuperar la sonrisa»

¿Es necesario aprender a sonreír? La japonesa Keiko Kawano lo tiene claro. Estaba acostumbrada a mover los músculos faciales como narradora de televisión y locutora de radio durante 22 años. Pero apenas dos meses después de jubilarse hace seis, se dio cuenta de que comenzó a caérsele el rostro. «Me costaba levantar las comisuras de los labios. Mi sonrisa se desvanecía», me cuenta Kawano. «Me interesé entonces por los músculos de la cara y empecé a investigar». Tras fundar Egaoiku en 2019, su empresa especializada, hoy da clases para aprender a sonreír por 55 dólares la hora en Tokio.

Con el fin de la pandemia y de la imposición de las mascarillas en Japón, muchos jóvenes acuden a su escuela para recuperar la sonrisa. También gobiernos regionales, preocupados por el bienestar de sus ciudadanos o empresas que quieren potenciar su departamento comercial. «Se ha reducido el número de veces que sonreímos, las posibilidades de sonreír, debilitando los músculos y los nervios que usamos», asegura Kawano. Tras la covid, «nos hemos olvidado de sonreír», sentencia. Pero como ella misma añade, «la sonrisa es lenguaje universal» y esta misma semana ha viajado a Egipto para impartir su cátedra. Kawano insiste en que la «sonrisa de hoy diseñará tu vida dentro de 10 años», por lo que no debemos subestimarla. «Cuando sonríes, se produce un factor externo: puedes causar una buena impresión a los que te rodean. Y también, un factor interno: te sientes relajado y positivo», me explica la experta sobre la importancia de este gesto.

Personalmente, su favorita es la de su familia. Profesionalmente, destaca la que recibe el nombre de «Hariudo Shiki egao jutsu», que viene a ser la sonrisa tipo «foto de perfil de un actor de Hollywood».

«Se lo recomiendo a todo el mundo, irradia señales de alta simpatía. Hay tres puntos: boca, mejillas y ojos. Primero, la boca levanta las comisuras de los labios para que se vean los ocho dientes superiores. A continuación, las mejillas se redondean y al elevarse, levantan el párpado inferior hacia arriba. En ese momento, los músculos que rodean los ojos están relajados. Es una forma de sonrisa suave que transmite sensación de seguridad». Inténtelo delante de un espejo, seguro que al menos sonreirá.