Top Mantra

Leyenda

«¡Ya están construyendo su propia leyenda! ¡Son leyenda! (Negra, eso sí. Muy negra)»

Tanto presumir diciendo que no son España, combatiendo al español como lengua «opresora», intentando borrar «la identidad española» para lograr una «diferencia cultural», ¡y construir «nació»!… Ímprobos esfuerzos (mejor, costeados por el erario españoluzo), ansiando ser nación con su Estado. Estado devenido edén subvencionado por transfusiones dinerarias desde España como nave nodriza fiscal. Tanto exilio. Tantos pobres niños acobardados en el recreo del cole por hablar español, acusados de fascistas. Una república de 7 segundos plusmarca. Tantos buenos negocios vendiéndole gangas al ganado lanar españolito. La «repressió» en forma de sueldo europeo (cobrando cada mes lo que ya quisiera la mayoría de españoles ganar al año). ¡Y la estancia «full credit» en palacios belgas!... Y luego van y encarnan lo peor de la historia de España: una picaresca tosca, grotesca, impresentable. El esperpento. Con tales líneas maestras de eso tan intrínseco español –por rancio– están construyendo su propia…, leyenda negra. Tanto brío para borrar lo español de la cultura «propia», queriendo distinguirse, ¡y nos enseñan las costuras de una tramoya cañí! No imitan lo mejor de España, nada de tantas cosas, buenas y grandiosas, que han hecho de España en la historia una de las naciones más importantes, mejores del mundo. Sino que están reproduciendo todo aquello que ha supuesto un freno para la libertad y prosperidad: la leyenda negra, protagonizada por unas élites podridas de avaricia, que dan a sus seguidores nabos sucios asados en bocadillo, en vez de longaniza. Toda la pillería corrupta y tramposa que se retrata en las páginas del «Lazarillo de Tormes», su picaresca, los inefables personajes esperpénticos que son, sobre todo, pura antropología social: la corrupción estructural del alguacil, el clérigo, el escudero, el fraile de la Merced, el ciego, el arcipreste, el buldero, el pintor, el capellán… Todos esos prototipos tienen su equivalente en los personajes que hemos visto realizar la función del «regreso del héroe indepe», con su chocarrera puesta en escena, con el discurso caganer hipado a trompicones, subido en zapatillas de deporte por si hubiera que salir corriendo… ¡Qué eficiencia! Poco después de proclamada la república de los 7 segundos, e inspirados por lo más dañino de «la put* (sic) España’, ¡ya están construyendo su propia leyenda! ¡Son leyenda! (Negra, eso sí. Muy negra).