
Sin Perdón
El lodazal del sanchismo
«No importa lo que suceda, como la reprobación ayer en el Congreso de la ministra Ana Redondo, porque nadie dimite»
Un síntoma de la desorientación que impera en la corte monclovita es ese abono permanente a las teorías de la conspiración. La falta de argumentos o incluso de imaginación se traduce en carecer de argumentos ante los problemas judiciales que afectan a la familia presidencial, el Gobierno y el partido. Los silencios de Sánchez a estas alturas son más esclarecedores que cualquier declaración. Al menos no ha anunciado un nuevo retiro espiritual para decidir si sigue o no en La Moncloa, aunque todo indica que aguantará hasta el final de la legislatura a pesar de las derrotas parlamentarias o el resultado de los procedimientos judiciales. No importa lo que suceda, como la reprobación ayer en el Congreso de la ministra Ana Redondo, porque nadie dimite. La izquierda política y mediática permanece impasible ante este lodazal, porque lo único importante es que Sánchez siga en la presidencia del Gobierno. No es una cuestión ni ideológica ni de principios, sino del más descarnado interés económico. Uno de los blancos principales de la teoría conspirativa es el juez Peinado, ya que ha cometido la osadía de dar los primeros pasos para mandar a juicio con jurado a Begoña Gómez, a la amiga enchufada como asesora monclovita para todo y al pintoresco delegado del Gobierno que es uno de los más destacados bocazas del régimen sanchista.
Nos hemos acostumbrado a que Sánchez nos trate como súbditos a los que no tiene que dar explicaciones. No sé cómo acabará el juicio que tendrá que afrontar su esposa, pero será una situación insólita sin parangón en cualquier democracia. Por supuesto, si fuera condenada asistiremos a un brutal ataque contra el Poder Judicial. En cualquier caso, Conde-Pumpido y sus mariachis ya se encargarán de anular cualquier sentencia desfavorable para la familia presidencial o el Fiscal General del Estado. Hay que hacer méritos para conseguir el chollo de ser consejero permanente de Estado, aunque si el PP se lo ofrece tardaría un segundo en dar la espalda al sanchismo. Todo el mundo sabe que el principio más sólido y que guía la existencia de Pumpido es el interés. No le importaría hacer una nueva sentencia declarando inconstitucional la amnistía. Por cierto, que se preparen los jueces y los dirigentes del PP por las campañas que preparan las cloacas del PSOE.
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