La situación

Más que un club

La respuesta inicial en la directiva del Barça ha sido de manual catalanista: nos persiguen porque vamos bien

Una de las gradas del Camp Nou destaca a los ojos del visitante porque tiene inscrita en letras de tamaño gigantesco uno de los lemas más conocidos en el mundo del fútbol: «Más que un club». En estos días de arenas movedizas en el entorno azulgrana, el lema refleja una realidad nada coyuntural, sino estructural: que el Barça no es un club normal y, como consecuencia, no es tratado con normalidad.

El escándalo de los pagos del Barça al vicepresidente de los árbitros españoles durante, al menos, 17 años ha destapado determinados comportamientos que retratan a más de uno. Véase, por ejemplo, el tratamiento gaseoso que determinados medios han aplicado a este asunto. O que, a la hora de redactar estas palabras, el secretario de Estado para el Deporte –por tanto, el más alto representante del Gobierno de la nación en el ámbito deportivo– ni siquiera haya aparecido ante los medios para decir esa obviedad tan manoseada de que respeta las actuaciones judiciales. Se ignora su paradero. ¿Podría tener algún indeseado efecto electoral en Cataluña hacer una crítica de las actuaciones del Fútbol Club Barcelona? ¿Peligraría la política del reencuentro, que tantas dádivas le ha costado al Gobierno de coalición?

La respuesta inicial en la directiva del Barça ha sido de manual catalanista: nos persiguen porque vamos bien. Es una especie de transmutación del España nos roba, traducido al fútbol: España nos quiere arrebatar la liga, y por eso el escándalo se hace público ahora.

La posibilidad de que un caso de corrupción deportiva tan palmario quede impune en el ámbito de la competición porque ha prescrito, resulta inquietante y un acicate para que otros hagan lo mismo: es cuestión de organizarlo bien para que no se descubra el pastel antes de que pasen tres años, y que nos quiten lo ganado.

Las declaraciones de la Federación Española de Fútbol y de la Liga de Fútbol Profesional han sido una muestra de cierto regocijo ante esa prescripción. Parecen sentirse aliviados. ¿Qué se hubieran visto obligados a hacer con el Barça de no haber prescrito el posible delito?