Este pasado martes, 23 de abril, se ha celebrado, como cada año, el Día Internacional del Libro – fecha en la que se conmemora el aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes y William Shakespeare– en el que los libros son los protagonistas , se organizan distintas ferias y las calles se llenan de puestos de venta de libros, que incluso llegan a continuar la venta hasta altas horas de la noche, y además, coincide con la festividad de San Jordi, día en el que es tradición en Cataluña regalar un libro y una rosa. También se organizan durante los días previos y posteriores actos en bibliotecas públicas e instituciones, con la lectura de El Quijote de forma continuada en la que participan personalidades del mundo de la política, la cultura y la sociedad en general.

Pero cabe preguntarse si, estas celebraciones, ferias de libros y actos oficiales reflejan una inquietud real de los españoles por el hábito de lectura o son sólo «promociones» para incentivar la compra de libros, máxime en una sociedad en la que parece haberse instalado el ocio digital con las consolas de videojuegos, la visualización de contenidos que llenan las redes sociales, como los vídeos de Tik Tok o Youtube, que parecen estar omnipresentes en todos los momentos del día. Está, pues, la sociedad española ignorando las librerías, los anaqueles de sus casas, sin tiempo para abrir un libro, absortos en la inmediatez y la comodidad del mundo audiovisual, o la imagen y las alertas que se transmiten del peligro que acecha a los jóvenes, especialmente, de caer atrapados en esas redes digitales no es más que eso, un aviso de lo que podría llegar a ocurrir si no se toman medias, en concreto, en el campo de la educación más temprana.

Para dar luz a esta cuestión, el Instituto Nacional de estadística (INE) publica una estadística en 2023 relativa a las personas que realizaron determinadas actividades culturales en el periodo 2021/2022, la principal, y con enorme distancia a las demás, fue la lectura de libros; 65,1 por ciento entre mujeres y 58,1 por ciento entre hombres.

En el último barómetro del Ministerio de Cultura publicado en 2023, y referido a 2022, aumenta un año más el número de compradores de libros no de texto. El crecimiento acumulado durante la última década es de 12,5 puntos porcentuales, pasando del 40,3 por ciento al 52,8 por ciento. Durante estos años las librerías se han mantenido como el principal canal de compra de libros, con el 45 por ciento del mercado, le sigue internet con el 26 por ciento. No obstante la compra en librería tan solo ha caído 1 puntos en una década, pero internet ha crecido 22 puntos. Mientras que cae la venta en grandes almacenes e hipermercados, que sumaban el 19 por ciento en 2012 y en 2022 han quedado en el 11 por ciento.

Otra modalidad es el libro digital, que tras su expectativa de crecimiento entre 2012 y 2017, posteriormente se ha estancado, pasando del 28,7 por ciento en 2018 al 29,5 por ciento en 2022.

En este mismo estudio también se destacaba que el 68,4 por ciento de la población de la población española mayor de 14 años lee libros, aunque lo más leído en España son los periódicos, en papel y digitales, con un 71,9 por ciento de la población mayor de 14 años que lo afirma. En tercer lugar se halla la lectura de WEB, blog y foros, con un 64,9 por ciento de seguimiento entre los ciudadanos. La lectura de redes sociales se encuentran en el cuarto puesto, con un 59,5 por ciento de lectores. Las revistas bajan al quinto lugar con un índice de lectura del 27,1 por ciento, y en sexta posición está el 10,2 por ciento de lectores de cómics.

Entre los lectores de libros, un 64,8 por ciento lee libros en su tiempo libre, excluyendo a los que lo hacen por trabajo o estudios. Este porcentaje se ha elevado en un 5,7 por ciento durante la última década. En 2012 un 59,1 por ciento de españoles leía libros en su tiempo libre. En 2022 llegó al 64,8 por ciento. De los cuales el 52,5 por ciento son lectores habituales y el restante 12,3 por ciento lo son ocasionales.

Las mujeres superan en más de 10 puntos a los hombres, con un 69,9 por ciento y 59,5 por ciento, respectivamente.

Paralelamente, el porcentaje de no lectores de libros ha ido reduciéndose, pasando del 40,9 por ciento en 2012 al 35,2 por ciento en 2022.