Bonus Track

Mediador

En fin, perdí la oportunidad de largarme a Portugal, pero estoy pensando pedir trabajo limpiando las oficinas de Ferrovial en Países Bajos

He comprado una casita en la «España vacía». Vandalizada, destrozada. Pésima inversión, pero ganó el sentimiento sobre el interés (es «mi» España vacía, es hermosa, y la amo). En algunos pueblos de Italia, la Administración vende casas por 1 euro, para que las rehabiliten y mantener en pie un patrimonio espectacular que, como el español, se está hundiendo. Aquí no, aquí se reciben apremios fiscales, elevando un 50% el «valor de referencia» de inmuebles en ruina total, en pueblos deshabitados, para cobrar un 50% más de impuestos que ya son inconstitucionales, o sea: confiscatorios. Pude exiliarme a Portugal, como tantos, pero siempre intenté contribuir a mejorar el país de mis abuelos. Y me he quedado en esta España, patio de Monipodio, abarrotada de ladrones, falsos mendigos y mutilados, generales guardia civiles con «ch*cho volador», diputados «diputeros», putadas y putas, donde solo pagan «impuestos de circulación» los pringados como yo, mientras los (supuestamente) pringosos como Tito Bernie («Emosio Engañao», dice ahora), investidos como «autoridades» en pésima ropa interior, pasean su nariz yonqui y su cuerpo escombro saleroso por orgías con trabajadoras en tanga, de esas que no están dadas de alta en la Seguridad Social. Estos que presumen de ser blancos como la ovejita del Norit y están más podridos que el plancton del acuario de un puticlub. Nunca mejor dicho.

Además de la humillación que siento como contribuyente, me repugna que, en manos de este fenotipo de catadura (y cara dura) inquietante, esté el poder de poner y quitar multas, dar o quitar subvenciones de la Administración... Mientras los trabajadores nos dejamos la salud pagando impuestos, estos desgraciados (no: desgraciados no; la desgraciada soy yo, y los que son como yo…), supuestamente implicados en el penúltimo caso de corrupción política con caballeras sicalípticas y cocaína, pergeñan leyes que no cumplen pero hacen más dura y miserable la vida del «pueblo». En fin, perdí la oportunidad de largarme a Portugal, pero estoy pensando pedir trabajo limpiando las oficinas de Ferrovial en Países Bajos…, porque como ciudadana me gustaría merecer un poco de respeto antes de palmarla.