Opinión

Nefarious: «un gol al diablo»

Escribo estas líneas apenas unas horas después de haber visto la película Nefarious tras escuchar una crítica muy bien fundamentada

Escribo estas líneas apenas unas horas después de haber visto la película Nefarious tras escuchar una crítica muy bien fundamentada de una persona de gran autoridad en la materia, pese a que no nos atraía ver una cinta protagonizada por el demonio, por la habitual profusión de fenómenos paranormales en los guiones sobre esa temática.

Nada de esto se ve en este film, que está centrado en el apasionante diálogo mantenido entre un joven psiquiatra ateo y un asesino en serie poseído por el diablo y condenado a muerte, a escasas horas de ejecutarse su sentencia mediante electrocución, después de que el Tribunal dispusiera que ésta podrá ser anulada solo si el prestigioso psiquiatra dictaminaba que el condenado estaba «loco» y que no era responsable de sus actos.

Es una película magnífica que merece ser vista para conocer la naturalidad con la que actúa el «Príncipe de las tinieblas», que ha conseguido su mayor victoria sobre el mundo al hacerle creer que «no existe», y así poder actuar con casi total impunidad, como de hecho sucede. Esta increencia está representada magistralmente en el coprotagonista, el joven psiquiatra ateo, a través del diálogo que mantiene unas veces con el poseído y otras con quien le ha poseído, y supone un fiel reflejo de la cultura de este mundo autosuficiente, convencido del progreso humano alcanzado, tan «libre e igualitario», frente al diablo que le muestra cómo los éxitos son de su amo Satanás, que les tiene engañados en ese «mundo feliz» en el que creen vivir.

También en la falta de fe del mismo capellán de la prisión, que deja claro que el problema de los presos es la locura, pues «la TV y el cine nos han llenado la cabeza de imágenes metafóricas, y que lo que nos aturde son nuestros propios miedos». El preso poseído, puesto en pie lleno de nerviosismo cuando entra el cura en la sala, vuelve a sentarse relajado al comprobar que el «representante del Hijo de Dios» –como le llama– confiesa imposibles las posesiones demoníacas, pues la comprensión humana «ha evolucionado» para superar esa creencia.

Una película que merece ser vista y meditada por su claridad, como recomienda Mn. José Ignacio Munilla, Obispo de Orihuela-Alicante, quien ha afirmado que es «un gol que le han metido al demonio». No han faltado pruebas del disgusto del maligno con la película, a la vista de los percances ocurridos durante su rodaje: una grave enfermedad sobrevenida en uno de los protagonistas, ocho accidentes de circulación entre los actores y hasta un tremendo huracán en Oklahoma.