Big data
Nueve de cada diez españoles desconfía de la clase política como solución a sus problemas
El abrumador descrédito popular del Gobierno es diez puntos mayor que la media europea
La polarización, a la que el zapaterismo primero, y ahora el sanchismo, ha sometido a la sociedad española por mero cálculo electoral, sin importarle las consecuencias para la vida nacional y el interés general, nos recuerda los peores momentos del choque entre ideologías antagónicas que condujo a la Guerra Civil de 1936/1939.
No solo se promueven acciones y gestos para provocar la reacción en las derechas y el aplauso de la extrema izquierda e independentistas, sino que no se tiene duda en estresar la Constitución, llevándola a sus límites o incluso saltar por encima del texto sagrado de nuestra norma fundamental.
La ciudadanía, por primera vez en democracia, comienza a temer por la continuidad del Estado de Derecho dada la imparable espiral de acontecimientos promovidos por el Gobierno y sus socios separatistas.
No obstante, el antídoto contra el frentismo es la economía, concretamente el deterioro de las condiciones de vida de la ciudadanía, su pérdida de poder adquisitivo, el fracaso del modelo basado en el endeudamiento público, la subvención y el subsidio.
Cuando la recesión a la que nos dirigimos llegue más temprano que tarde conforme a la mayoría de las estimaciones y la evolución de los índices macroeconómicos, las prioridades de los ciudadanos tendrán más que ver con su supervivencia financiera que con la ideología que envenena. Por lo que, como sucedió en 2011, la derecha que padeció el cordón sanitario impuesto por José Luis Rodríguez Zapatero en 2004, se percibirá mayoritariamente como la solución para salir del agujero negro al que parece que estamos abocados.
En el barómetro del mes de septiembre del CIS, los españoles sitúan los problemas políticos en tercer puesto, con el 26,2%, tras la crisis económica y los problemas de índole económica con el 35,5% y el paro con el 27,9%. Entre los más jóvenes, los que cuentan entre 18 y 44 años, los problemas políticos se convierten en el segundo problema.
The Economist viene realizando desde 2006 una clasificación de democracias en el mundo, examinando a la mayor parte de los países del planeta. Entre las 15 democracias de mayor calidad del orbe ocho son miembros de la UE, cinco monarquías (Noruega, Suecia, Dinamarca, Luxemburgo y Países Bajos) y tres repúblicas (Finlandia, Irlanda y Alemania).
Con el actual gobierno España ha bajado posiciones en su calidad democrática, pasando del puesto 19 en 2019 a oscilar en los últimos años entre los puestos 22 y 24.
Las facetas que se cuantifican son los procesos electorales y pluralismo, el funcionamiento del gobierno, la participación política, la cultura política y los derechos civiles.
Por otro lado, en el último Eurobarómetro del pasado invierno 2022/2023 se constata la mayor desafección de los españoles con los políticos que la media de la Unión Europea.
El 90% de los ciudadanos en España desconfía de los partidos políticos, porcentaje que se reduce al 75% en el conjunto de la Unión.
También ganamos a la media comunitaria en falta de confianza hacia el parlamento nacional, del que desconfía el 78% de los españoles frente al 61% del toda la Unión.
En cuanto la confianza en el gobierno de la nación, el 73% de los españoles desconfía de él, mientras que en la media de la Unión Europea es del 63%.
Queda claro, por tanto, que el desapego y la desconfianza en la clase política para responder a los problemas del país y mejorar las condiciones de vida se han agudizado bajo el sanchismo para situarse en los peores parámetros entre nuestros socios comunitarios. El finalizado debate de investidura no ha contribuido a mejorar esa imagen en el caso de la izquierda y sus socios independentistas y proetarras.
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