El trípode

La opinión de Sánchez frente a la conciencia de 120 diputados

No es la convivencia de los españoles la causa de la amnistía, sino la «conveniencia» del sanchismo.

Como el triministro Félix Bolaños ejerciendo de portavoz del Frankenstein –en ausencia de su jefe Sánchez de viaje a 9.000 kilómetros de distancia–, no para de hacer declaraciones que provocan vergüenza ajena («la ley de amnistía va a ser un referente mundial»), resulta obligado seguir replicando sus «convivenciales» peroratas que son una auténtica falta de respeto a los españoles a los que toma por tontos. Pretender convencer de que la «autoamnistía integral y a la carta» se ha hecho por motivos de «convivencia» –para mejorarla en Cataluña y en toda España– y no como pago de los imprescindibles 7 votos de Puigdemont que su jefe necesita para sobrevivir, es misión imposible, pero hace necesaria su réplica para que su repetitivo relato no consiga su propósito de ocultar la verdad. No es la convivencia de los españoles la causa de la amnistía, sino la «conveniencia» del sanchismo.

Es un caso de corrupción política sin precedentes en el vigente régimen constitucional, el legislar a la medida del interés y conveniencia de una persona para comprar su apoyo parlamentario que es imprescindible para seguir en la Moncloa tras perder incluso las elecciones generales. El PSOE, al que el felipismo de la Transición hacia la Constitución hizo olvidar al de Largo Caballero de 1934 y al del Frente Popular de 1936, que incluso accedió al gobierno mediante un pucherazo electoral, ha sido resucitado por el sanchismo. Solo desde una absoluta ignorancia de la realidad se puede atrever el portavoz sanchista a proferir tales afirmaciones con la misma aparente convicción con las que hasta el 23 J negaba cualquier posibilidad de aprobar una amnistía por ser totalmente inconstitucional.

Ante la «convivencial» acogida de ella por parte de los separatistas afirmando su voluntad de ir «ahora hacia la autodeterminación», el sanchismo ha respondido exactamente como lo hacía respecto a la amnistía, así que ya saben a que atenerse unos y otros. En España, Puigdemont ha conseguido que durante doce años el Estado de Derecho no haya existido para los separatistas, porque literalmente el procés tampoco ha existido. Para el resto de los españoles por supuesto todo ello es real, ha sucedido, y lo ha tenido ante sus ojos, pero tenemos un gobierno con una persona al frente para el que la realidad es la que a él le conviene que exista en cada momento, para ir «adaptando su opinión» a ella. Es tan preocupante como demoledor constatar que ante tamaña situación no hayan siquiera 4 diputados socialistas entre 120 dispuestos a imponer su conciencia a la opinión de su líder supremo. Y la Koldosfera «progresando».