Sin Perdón

Pam patapán y otros socios del Averno

«Sánchez puede dormir tranquilo, porque la cobardía de los podemitas garantiza la estabilidad, aunque no impide el esperpento»

A pesar de las chorradas del conjunto de acólitas de Pablo Iglesias, la coalición socialista comunista goza de una solidez envidiable. Todo ello a pesar de los esfuerzos destructivos de Pam patapán, la frívola secretaria de Estado, uno de los personajes fundamentales del esperpento podemita; Rosell, la leguleya metida a política y copartícipe del desastre de la ley del «solo sí es sí», y sus jefas y amigas inseparables, Montero y Belarra, la secretaria general del partido por delegación del fracasado gurú de las ondas. Es cierto que le dan disgusto tras disgusto a Sánchez, que carga la cruz de aguantar a unos socios desleales. Es cierto que no tiene otro remedio y que ni siquiera cuenta con un cireneo o cirenea que le ayude. Con el fin de que Pablo y sus seguidores se ahorren acudir a Wikipedia, me refiero a San Simón de Cirene que ayudó a cargar con la cruz de Jesús hasta el Gólgota, donde luego sería crucificado. Espero que no le incomode esta referencia a los Santos Evangelios.

Hay que reconocer que lleva la cruz con gusto, porque La Moncloa bien vale un pacto con el diablo o, en este caso, con Lucifer y todos sus hermanos surgidos del Averno. Estos últimos son, con el fin de aclarar esta metáfora, los enemigos de España y de la Constitución que ha escogido como socios y aliados. Como es lógico, prefiero el PSOE de toda la vida, incluso en sus aspectos menos agradables, que esta colección de políticos disparatados y mediocres encabezados por Iglesias. Es una lástima que destile tanto odio y rencor teniendo el nombre del Apóstol de los gentiles o de las naciones, puede elegir, y recordando el claro origen pío de su apellido. La inspiración de San Pablo podría haberle conducido en la dirección contraria. Es posible que ni toda la bondad y misericordia de una de las figuras más deslumbrantes del Cristianismo pudiera enderezar al líder y sus acólitos. La Historia nos demuestra que el mal no descansa nunca. A pesar de todo, Sánchez puede dormir tranquilo, porque la cobardía de los podemitas garantiza la estabilidad, aunque no impide ni el esperpento ni la frivolidad de unos activistas que no han abandonado el mundo asambleario de la Facultad.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)