A pesar del...

Paro y Warren, dato y relato

El truco de Warren consiste en ocultar que buena parte de sus «logros» los paga a la fuerza usted, señora

Warren Sánchez, el hombre que tiene todas las respuestas, mostró todo su talento el lunes cuando, antes de anunciar que seguirá cuidándonos, proclamó seriamente: «La carta que les envié pudo desconcertar, porque no obedece a ningún cálculo político». Y hablando de cálculos, hay gente que ha revisado los datos de empleo de los que tanto se pavonean Warren y su banda.

Diego Barceló relató en Expansión que, gracias a José Luis Fernández, director del gabinete de estudios del sindicato USO, sabemos que las estadísticas del SEPE calculan los «no parados con relación laboral…de los cuales los fijos discontinuos son sólo una parte. Por ocultar el dato de cuántos fijos discontinuos no están trabajando, el Gobierno nos llevó a descubrir que los “ocupados parados” (una denominación delirante) eran más. Nos llevó a descubrir que la adulteración de las cifras de paro eran mayor de la que pensábamos». Tenemos 4 millones de parados, «36.000 más de los que había en febrero de 2019 y, peor aún, 101.200 más que los que se contaban en febrero de 2018, antes de la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa. Es difícil encontrar un abismo más descarado entre el “relato” (“batimos récord de afiliación”; “somos los que más empleo creamos en Europa”) y la realidad».

El Instituto Juan de Mariana también denunció el maquillaje estadístico: «Frente a una tasa de paro oficial del 11,8 por ciento, el desempleo efectivo es del 15,8 por ciento». El truco de Warren consiste en ocultar que buena parte de sus «logros» los paga a la fuerza usted, señora: «desde 2019 encontramos que el aumento del empleo público es más rápido que el de la ocupación privada… España gasta un 15 por ciento más que la Eurozona en salarios de empleados públicos. Si nos comparamos con Alemania, estamos casi un 45 por ciento por delante». Pero esa enorme subida del gasto público en 5 puntos del PIB no solo le cuesta dinero al pueblo, sino que «ha tenido un efecto negativo sobre el crecimiento y la actividad privada».

Con productividad a la baja y costes laborales al alza, Warren y sus secuaces han dañado a las pymes y han impedido la creación de «210.000 empleos desde 2019 hasta 2023». El castigo, como es habitual en los progresistas, se ha cebado en los sectores más vulnerables.

Pero, tranquila, señora, Warren se queda.