Opinión
El «plurinacional» Frente Popular sanchista
Puigdemont y ERC computen por ver quien promueve el mayor daño a España para ganar en la competición por liderar la «antiEspaña» en las próximas elecciones catalanas
Puigdemont y ERC están compitiendo por ver quien promueve el mayor daño a España para ganar en la competición por liderar la «antiEspaña» en las próximas elecciones catalanas. Mientras, Sánchez queda retratado como el salvador de su destierro y olvido político, convirtiéndoles en protagonistas continuados de la actualidad, para poder seguir una temporada más residiendo en La Moncloa y viajando en el Falcon de Santiago a Coruña y viceversa. Junqueras ya dice que «está dispuesto a volver a la cárcel si es el precio a pagar por convocar otro referéndum» (ilegal), en una prueba fehaciente del arrepentimiento conseguido con el indulto y en espera de la amnistía. A esa actitud tan reconciliadora, el candidato sanchista Illa, le llama «pasar página». Como ha señalado el presidente del CGPJ, «una amnistía a cambio de un gobierno entre las partes, es una transacción sin precedentes en el mundo». Desde luego tiene poco de «medida de gracia» y lo que sí tiene es mucho de corrupción política. El Procès ya estaba camino de la marginalidad y el olvido, con sus protagonistas residiendo en Waterloo y en Lledoners, purgando su delito y en creciente desapego social. Sánchez los ha recuperado colocándolos en el centro del escenario, ante el descrédito de España en la UE y a todos los niveles. No se olvide que el PSOE actual tiene en el Congreso a 120 diputados en su Grupo Parlamentario además de su venerado líder, y que está en el gobierno en minoría con la Suma yolandista que tras el fiasco gallego se encuentra en un proceso de desintegración acelerada y no controlada. «Sumando» todas las diversas formaciones que la integran –y los 4 de Podemos– son 31 escaños, que con los 121 socialistas todavía están 24 diputados por debajo de la mayoría absoluta del Congreso. Esos votos se los proporcionan ERC y Junts (14) y Bildu y el PNV (11) más el del BNG. Como se ve, es una combinación en la que sus integrantes mantienen una no disimulada aversión mutua en Cataluña y el País Vasco respectivamente, que ante las inmediatas elecciones autonómicas añade un factor de inestabilidad no menor a la coalición plurinacional frentepopulista sanchista. Conste que la «plurinacionalidad» gubernamental no es una retórica sin fundamento, sino que la aportan los nacionalistas catalanes, vascos, y el gallego, todos de «nacionalidades» del «opresor» Estado español, a los que se añade el grupo parlamentario de Yolanda denominado «grupo plurinacional Sumar», para que no haya dudas al respecto. Así no extraña que esta mixtura política no tenga proyecto alguno en favor del interés general de España.
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