La situación

Podemos lucha por su vida

Los sondeos que se publican estos días ofrecen a Podemos resultados inciertos en aquellos territorios en los que más se juegan, lo que refleja que el partido transita temerariamente por un alambre

Un elemento clave en esta tensa campaña electoral es la interesante circunstancia de ver a los dos partidos que protagonizaron el ascenso de la llamada «nueva política» en una situación de notable precariedad. En el caso de Ciudadanos, esa precariedad es extrema, porque los sondeos apenas le dan opciones de sobrevivir en el ayuntamiento de Madrid. En el caso de Podemos, la extinción no está a la vista. Pero el partido que aspiró a «asaltar los cielos» en 2016 –cuando se quedó muy cerca de dar el sorpaso al PSOE–, lucha de cara a las elecciones del 28 de mayo por no convertirse en triste fuerza extraparlamentaria en Madrid –donde nació Podemos– o en la Comunidad Valenciana.

Una de las peculiaridades de la política española es que ese partido en situación de derribo esté siendo sostenido por el PSOE con respiración asistida, dado que las opciones de gobierno de la izquierda en varios ayuntamientos y comunidades autónomas –y, por supuesto en el gobierno de la nación– pasan por la posibilidad de que Podemos se mantenga a flote, aunque sea en precario.

Es por eso que asistimos a una campaña desaforada, en la que los líderes del partido morado siguen ese criterio anglosajón del «back to basics»: cuando las cosas van mal, después de haber ido bien, volvamos a lo básico, a hacer lo que hacíamos antes, a ver si así nos recuperamos: insultan a empresarios y a periodistas, amenazan con nacionalizaciones y expropiaciones y vilipendian a sus compañeros socialistas del Gobierno. En efecto, tratan de volver a lo básico, y en ser básicos no tienen rival.

Los sondeos que se publican estos días ofrecen a Podemos resultados inciertos en aquellos territorios en los que más se juegan, lo que refleja que el partido transita temerariamente por un alambre. Mantenerse en la Asamblea de Madrid y en las Cortes Valencianas supondría un salvavidas para sus aspiraciones de sostenerse, también, en el gobierno central después de las elecciones generales. Por el contrario, si Podemos pierde su lugar en esas instituciones, su futuro y el de sus dirigentes quedará en manos de Yolanda Díaz. Mal asunto.