Al portador

Presupuestos, Franco y el culo de Sánchez

«La Zarzuela y la Moncloa han echado tierra sobre la ausencia española en Notre Dame, pero han quedado cicatrices»

Joan Manuel Serrat, mítico, quizá irrepetible, no llegó a cantarlo, sin duda porque no se lo propuso, pero sí lo dijo en una de sus apariciones públicas: «Venderse es siempre...Como aquel chiste: Ya tenemos al capitalista. Ahora falta el que ponga el culo. Todo es cuestión de subir el precio. Hay veces que sí, es asombroso por lo poco que suelen venderse algunos humanos». Ayer, Míriam Nogueras, interesante y divertida en privado, la voz de Carles Puigdemont en Madrid, le espetó a Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados: «Mueva el culo y haga lo tenga que hacer». El inquilino de La Moncloa, que hubiera montado en cólera si lo mismo se lo hubiera dicho Núñez Feijóo, respondió con suavidad y una larga cambiada. El Gobierno necesita los votos de Junts, entre otros, para sacar adelante unos Presupuestos que María Jesús Montero ya los coloca hacia marzo. La víspera de que le pidieran «mover el culo», el PP y Junts unieron sus votos para suprimir el impuesto del 7% a la producción eléctrica –una rémora de la Gran Recesión– y que pagan en el recibo de la luz los consumidores. Recauda mil y pico millones, a costa de que la factura eléctrica sea más cara, pero claro, todo lo que suena a impuesto y energía es aplaudido por los socios de ultraizquierda de Sánchez. Quizá ignoran que también perjudican a los menos favorecidos. Ahora, con Ione Belarra de abanderada, insisten en prorrogar el de los beneficios extra de las energéticas y al que Junts también se opone. Los presupuestos están más que en el aire. Puigdemont pondrá todas las trabas posibles y exigirá lo escrito y lo no escrito. Además, quiere salir en la foto, a ser posible con el presidente. Los egos son los egos y el del hombre de Waterloo no es menor. Junqueras, Rufián y ERC, para no ser menos, también. Zarzuela y Moncloa echan tierra sobre el rifirrafe de la ausencia española en la reapertura de Notre Dame. Dejará heridas mal cicatrizadas, sin olvidar el papelón de Albares. Todo un inmenso lío y todo empantanado, y quizá por eso, porque es lo que tiene más a su alcance, Sánchez desempolva a Franco para tenerlo todo un año de cuerpo presente, en el cincuenta aniversario de su muerte, y explotar el fantasma de la dictadura porque sabe que «falta el que ponga el culo» y mientras sufre que «todo es cuestión de subir el precio», decía Serrat.