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Mirando la calle

Putin, Xi Jinping y la piedra filosofal

«Les interesa la eterna juventud; sus infinitas posesiones les permitirían pagarse una estancia completa y de lujo en la eternidad»

Dos líderes internacionales poderosísimos se reúnen para conmemorar el 80 aniversario de la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial (muchos observadores en Occidente lo consideran una demostración del poder militar de Beijing y de las alianzas clave que desafían el orden mundial liderado por Estados Unidos). Son dos sátrapas. Dos dictadores. Una pareja de enemigos de las libertades y también de repartir privilegios. ¿De qué hablan entre sí? ¿De las necesidades de sus pueblos? ¿De paz? ¿De amor? ¿De solidaridad? No. Hablan de lo que el ser humano lleva buscando toda su historia: la piedra filosofal. De las dos propiedades extraordinarias que se le atribuyen a tan preciado como inexistente mineral (transmutar los metales comunes en oro y plata y conceder la inmortalidad) a ellos les interesa la que se refiere a la eterna juventud. Que propicie la riqueza les debe resultar indiferente, sabiendo que sus infinitas posesiones les permitirían pagarse una estancia completa y de lujo en la eternidad.

Tanto el ruso, Vladimir Putin, como el chino, Xi Jinping, ambos con 72 años cumplidos y el abismo inevitable que se vislumbra a partir de cierta edad, se resisten a ser como los demás, y pretenden anticipar el futuro para ellos. Por eso hablan de vivir para siempre. El líder chino apunta que se acerca el momento de que el ser humano viva hasta los ciento cincuenta años, y el ruso –cuya cara ya no aguanta un estiramiento más–, confirma ante la prensa el tema de esa conversación, captada por un micrófono indiscreto durante la retransmisión de los actos militares, y añade la importancia del trasplante de órganos…

Al resto de los mortales del planeta, que sabemos que estos líderes mandan lo que mandan y tienen mucha más información que nosotros de los avances de la ciencia, y por supuesto acceso a ellos antes que nadie, no solo nos preocupa si beberán sangre joven o se quedarán con las vísceras ajenas para alcanzar su propósito de perpetuar sus vidas, sino, sobre todo, cuánto tiempo permanecerán en este mundo, manteniendo sometidos y con los derechos recortados o anulados, a tantos millones de personas, gracias a sus poderosos regímenes, cada vez más hegemónicos en el mundo.