Sin Perdón
Las relaciones entre el PSOE y el PP
«Es insólito que se dediquen a dar garrotazos a la oposición para luego pedirle que colabore con fe ciega en las iniciativas gubernamentales»
Uno de los aspectos más pintorescos de la propaganda sanchista es que hace de oposición a la oposición. Las marionetas de La Moncloa, ya que el PSOE ha perdido cualquier atisbo de autocrítica, se quejan del PP porque hace de oposición, que es el papel que le corresponde en un sistema democrático. He de reconocer que las entiendo, porque les gustaría que asumiera la grandeza del líder supremo. Esto se adereza con afirmaciones como que ha dejado de ser un partido de Estado, no hace propuestas que interesen a la gente y solo quiere derribar a Sánchez. En este último aspecto, parece que la providencia nos ha enviado a un gran estadista que nos sacará de la oscuridad para conducirnos a la iluminación. Por supuesto, los problemas judiciales de su familia son una invención de la fachosfera mediática y judicial. No importa que el PP presente iniciativas en el Congreso y el Senado, porque la cantinela es que no tiene un proyecto alternativo y no hace propuestas para resolver los problemas que afectan a los ciudadanos.
La estrategia sanchista no tiene parangón en el resto de los países europeos. Es insólito que un presidente del gobierno y sus terminales políticas y mediáticas se dediquen a dar garrotazos a la oposición para luego pedirle que colabore con fe ciega en las iniciativas gubernamentales sin participar en ellas. Hay que partir de la base de que a Sánchez no le interesa ni la verdad ni la colaboración del PP, salvo que sea bajo la premisa de la sumisión, sino el frentismo, la descalificación y la propaganda. No le ha ido mal para sus intereses personales. Las relaciones entre ambos partidos son imposibles, ya que la realidad objetiva es que Sánchez no tiene ningún interés en que sean buenas. Su estrategia se sustenta en proclamar que se enfrenta a una derecha sometida a la ultraderecha para impedir que España, Europa y el mundo no sean engullidos por ese Leviatán. Es el discurso del odio y del miedo que el comunismo utiliza para movilizar a la izquierda desde que Lenin y sus sicarios consiguieron el poder en Rusia. Al igual que Hitler, fueron maestros de la propaganda perversa basada en mentiras que no solo es propia de las dictaduras.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).