La situación
El riesgo de las expectativas
«Un resultado que, objetivamente, es bueno, se lee en clave negativa debido a las excesivas expectativas con que se encaró la votación»
Ponerse retos es un buen método para avanzar en la consecución de objetivos. Pensar a lo grande es un acicate para el esfuerzo y el camino más recto hacia el éxito, aunque no siempre se consiga. Sin embargo, en política hay que cuidarse de exponer en público expectativas demasiado elevadas, porque las carga el diablo.
Cuando se acercan unas elecciones, los partidos, de forma explícita o implícita, suelen mostrar la meta que se plantean alcanzar y, en ocasiones, ese es su gran error. Porque ocurre a menudo que un resultado que, objetivamente, es bueno, se lee en clave negativa debido a las excesivas expectativas con que se encaró la votación.
En las elecciones europeas de 2019, el PSOE trituró al PP obteniendo más de 7,3 millones votos y 21 escaños, frente a los 4,5 millones de votos del PP, con solo 13 escaños. Cinco años después, ¿cuál sería un buen resultado para el PP? ¿Cuál debe ser su expectativa? Si de la sede de la calle Génova trasciende el objetivo de destrozar al PSOE, los populares se equivocarían gravemente.
Ya erraron en sus expectativas para las elecciones generales del 23 de julio, cuando plantearon como único resultado aceptable no la victoria sobre el PSOE –que ya era un resultado objetivamente magnífico, dado que el PP había perdido con mucho las anteriores elecciones–, sino aplastar a Pedro Sánchez superando los 160 escaños. Así, cuando llegó a 137, superando en 16 al PSOE, Sánchez organizó una fiesta en la calle de Ferraz, para celebrar una victoria socialista que no se había producido, en una nueva demostración de virtuosismo de la maquinaria de medias verdades que trata de conducir a la opinión pública española desde Moncloa.
El próximo domingo, dado que las elecciones europeas no alumbran gobiernos nacionales, se supone que cualquier subida por encima de los 13 escaños que ahora tiene en el parlamento comunitario se debería entender como un buen resultado del PP. Y superar al PSOE, que ahora aventaja a los populares en 8 escaños, se debería entender como un gran éxito. Pero, incluso en ese caso, no descarten otra fiesta en Ferraz.
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