El trípode

Sánchez, un peligro para nuestra democracia

Así está España: en manos de quienes -desde la sombra- desearían literalmente destruirla

Puigdemont quiere que quede claro que su reciente ruptura con Sánchez no es un ultimátum más a añadir a su ya larga lista existente al respecto. Y tal parece que esta vez quizás sea cierto que la mayoría sanchista de la investidura ya no exista, como lo ha querido remarcar la portavoz de Junts en el Congreso y persona de confianza destacada suya Miriam Nogueras. En una entrevista en El País -lo cual ya es significativo- ha querido dejarlo claro sin paliativos afirmando que “la legislatura no puede llegar a 2027, porque -el Gobierno- carece de mayoría”. Es evidente que con un político con adecuados principios democráticos y con respeto a la verdad y a sus promesas públicas ya hace tiempo que no solo habría dimitido, sino que ni siquiera hubiera llegado a la Moncloa. Al haberse comprometido públicamente, e incluso en sede parlamentaria, a que “nunca aceptaría que el gobierno de España estuviera en manos de los independentistas”, como dijo desde la tribuna del Congreso dirigiéndose al grupo de ERC. En cuanto a Bildu ya es sabido que si fuera necesario “lo repetiría treinta veces, que nunca pactaría con ellos”. A estas evidencias podríamos añadir su opinión respecto a que “un gobierno sin presupuestos no tiene nada que gobernar” ya que es un “objeto inútil”, mientras estamos en el tercer ejercicio de la presente legislatura careciendo de ellos y sin posibilidad ninguna de tenerlos. Ante una anomalía política de estas dimensiones se echa en falta un mecanismo constitucional que obligue al presidente a convocar elecciones. Sin duda los constituyentes consideraron que no era preciso que hubiesen normas escritas para ello por cuanto es una exigencia propia de una democracia parlamentaria. En definitiva, que era inimaginable que pudiera darse una situación como la actual de tener un “gobierno” careciendo de mayoría y de Presupuestos. Lo que era inimaginable es que pudiese existir un personaje como Pedro Sánchez. Pero como es obvio el personaje existe y su trayectoria acredita que no tiene límites ni éticos ni morales ni sencillamente democráticos para satisfacer su ambición de poder y de convertir de facto a nuestra Monarquía Constitucional en una virtual autocracia sanchista. Ante este escenario la única manera de imponer su salida del Gobierno antes de que sea demasiado tarde, es mediante una moción de censura como la que utilizó él en 2018 (y tras dos estrepitosas derrotas). Poner de acuerdo al Pp, Vox y Puigdemont para ello no es tarea fácil precisamente. Y así está España: en manos de quienes -desde la sombra- desearían literalmente destruirla. Valiéndose para ello de Sánchez con sus socios Otegi, Puigdemont y compañía.