
La estrategia del presidente
Moncloa juega con las elecciones andaluzas
El presidente decidirá activar el botón del adelanto en función de las encuestas. Un golpe para Montero sería insostenible

El equipo de estrategia electoral del presidente del Gobierno juega con las elecciones andaluzas. Según ha sabido LA RAZÓN, el análisis político que circula en Moncloa y en Ferraz es el siguiente: las encuestas de los comicios que sacarán a los andaluces a votar el año que viene serán el termómetro que usará Pedro Sánchez para mover ficha. Las fuentes consultadas explican que un escenario de mayoría absoluta del PP sería un golpe muy duro que dejaría al PSOE y a su propio líder prácticamente sentenciado.
Andalucía es una comunidad autónoma clave. No solo por ser la más poblada de España, sino porque una derrota de María Jesús Montero –vicepresidenta primera y «número dos» del partido– sería una derrota de Pedro Sánchez. Por eso, el presidente podría convocar las elecciones generales a la vez para movilizar al electorado progresista e intentar amortiguar el golpe. En caso de que la demoscopia arrojara un escenario de mayoría simple en el que Juanma Moreno necesitara a Vox para gobernar, Sánchez podría apretar el botón poco después para repetir la estrategia del 23-J y lanzar la alerta ultra que tan buenos resultados le dio hace dos años.
Los socialistas llevan meses inflando a Vox; ofreciéndole guerras culturales, como el aborto o el franquismo, con las que barrer las opciones del PP para erigirse en alternativa. El plan de Sánchez pasa por machacar a los españoles con la idea de que el partido de Santiago Abascal puede estar convirtiéndose en el principal partido de la derecha. La dicotomía que quiere provocar el presidente no es entre el PSOE y el PP, sino entre el PSOE y Vox. Ese es el objetivo. Y aglutinar, con ello, todos los votos de izquierda posibles.
Sánchez sabe que tiene difícil seguir en Moncloa
En verdad, el presidente del Gobierno es consciente de que tiene muy difícil mantenerse en Moncloa. Por eso, su baza es mantener el control total del partido para una etapa en la que, previsiblemente, la derecha puede llegar a gobernar. Todos los cambios que se produjeron en el congreso federal de hace casi un año en Sevilla fueron pensados para que el «sanchismo» tomara todas las posiciones clave. Ese es el motivo por el que Sánchez lanzó en paracaídas a varios de sus ministros, que aterrizaron en las direcciones federales de Aragón, Madrid, Andalucía o Comunidad Valenciana.
El PSOE, en cualquier caso, sabe que tiene tiempo. Y solo el presidente sabe qué hará finalmente. En política, una semana puede cambiar por completo la expectativa, y, por tanto, la acción. Pero, y este es otro de los análisis que se hacen en Moncloa, si Sánchez puede estirar la legislatura se debe, fundamentalmente, a que Junts necesita también tiempo. El líder socialista sabe que no podrá contar con Carles Puigdemont para nada de relieve.
Ni Presupuestos Generales del Estado ni reformas políticas de calado, como la que quiere hacer en la Justicia el ministro del ramo, Félix Bolaños. Pero también sabe que el expresidente catalán también necesita tiempo. Junts no puede propiciar una caída del jefe del Ejecutivo en una moción de censura, porque podría alterar la correlación de fuerzas en Cataluña, como si de un efecto dominó se tratara. Puigdemont quiere presentarse allí sin la mancha de haber colaborado con el PSOE a cambio de una amnistía que solo el Tribunal Constitucional, en primavera, resolverá si puede aplicarse al expresidente catalán.
Los posconvergentes, por tanto, también necesitan tiempo. El crecimiento de Alianza Catalana les quita el sueño y romper el tablero podría afectarles de más. Esa es la tranquilidad del Gobierno, que usará este tiempo para seguir alimentando a la derecha más reaccionaria del país. Sánchez sabe que el electorado está híper movilizado. Y el resto de partidos, que también huelen el ciclo electoral que puede abrirse el año que viene, están ya engrasando su maquinaria.
Algunos dentro del PSOE, no obstante, avisan de que la posición de Sánchez ha alejado al partido del centroizquierda en el que se autoubica la mayoría de los españoles. Una fuente al tanto de la demoscopia del partido lamenta que, en estos momentos, los ciudadanos sitúan al PSOE más a la izquierda que el grueso de la mayoría social del país. Y desde ahí, se hace difícil construir mayorías. Por eso, hay sectores en Ferraz que reclaman a Sánchez más centralidad para encarar las urnas.
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