Y volvieron cantando

Sectarismo disfrazado de feminismo

A propósito de la defensa de las mujeres conviene recordar «agresiones» al feminismo como el hecho de que las primeras presidentas del Congreso y del Senado –Luisa Fernanda Rudi y Ana Pastor– fueron del Partido Popular

Apuntaré más adelante algunos datos irrefutables para refrescar memorias, porque la obsesión de la izquierda por patrimonializar determinadas banderas adquiere tintes que rayan lo cómico, cuando pretende situarse a la derecha como antítesis de cualquier avance social, como si en esta no hubiera colectivos sensibles a la reivindicación por la igualdad y careciera de recetas para enfilar ese camino. Pero lo cómico se torna en algo bastante menos frívolo cuando se pretende sin ningún rubor remover las tripas ideológicas de la feligresía más cafetera llamando a morder una mano tendida para modificar la ley que pone, día sí día también a delincuentes sexuales en la calle. Las enmiendas a la chapucera ley del «solo sí es sí» que hoy jueves se van a votar en el Congreso de los diputados en forma de flotador lanzado por el PP a un PSOE que sigue haciéndose el digno mostrando la nariz tapada a quien quiera ver, van más allá del mero juego electoral y sencillamente –que ya se estaba tardando– lo que pueden brindar es un plus de tranquilidad a muchas víctimas de delincuentes sexuales y a una sociedad atónita ante el mayor ejercicio de soberbia e irresponsabilidad política en años vivido en nuestro país, con efecto contante y sonante en la demoscopia para mayor pánico de candidatos, sobre todo socialistas que se someten el «28-M» al «rasca y gana» de las urnas.

Para quienes desde la demagogia de mercadillo y no poca ignorancia establecen cordones sanitarios a propósito de la defensa de las mujeres conviene recordar «agresiones» al feminismo como el hecho de que las primeras presidentas del Congreso y del Senado –Luisa Fernanda Rudi y Ana Pastor– fueron del Partido Popular, que la primera ministra de nuestra democracia fue Soledad Becerril en un gobierno de la UCD presidido por Leopoldo Calvo Sotelo, que la primera española vicepresidenta de la Comisión Europea fue la popular Loyola de Palacio, que las primeras mujeres alcaldesas de grandes ciudades en nuestro país, Rita Barberá, Teófila Martínez, Celia Villalobos o Pilar Barreiro fueron del PP, formación que en el gobierno de la nación –como el PSOE por supuesto– también situó a una mujer en la vicepresidencia y por mucho que las «miembras» del actual ejecutivo «feminista y progresista» se empeñen en vender que con ellas llegó todo. Hoy en el Congreso puede darse un inédito episodio de altura de miras política, mal que pese al sectarismo disfrazado de feminismo.