La situación

Los sectores del Gobierno

«Díaz ya no es Podemos y ejerce su propio liderazgo, pero lo hace mediante un llamativo acercamiento hacia las posiciones del sector PSOE»

En una reciente comparecencia ante los medios de comunicación, al presidente le preguntaron si gobernaba una coalición o un tripartito. La pregunta estaba cargada de sentido, ante la realidad de los últimos meses: el sector PSOE se mantiene tan firme y unido como en enero de 2020, cuando Pedro Sánchez y Pablo Iglesias firmaron un pacto y se dieron un fraternal abrazo ante las cámaras, pero el sector Unidas Podemos ya no es lo que fue. ¿Estamos todavía ante un gobierno de dos sectores? Hace tiempo que no.

Podría entenderse que Yolanda Díaz ha creado un tercer sector, escindido de Podemos, y eso se ajusta a los hechos recientes. Sin embargo, la realidad tiene un trazo más fino: Díaz ya no es Podemos y ejerce su propio liderazgo, pero lo hace mediante un llamativo acercamiento hacia las posiciones del sector PSOE. De ahí que desde Moncloa –donde nunca se da puntada sin hilo– se haya puesto en circulación la especie de que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz conforman un «ticket electoral», al modo en que se entiende en Estados Unidos, con un candidato a la presidencia y otro a la vicepresidencia. El artificio puede resultar atractivo para los intereses de Sánchez y, a la vista de los acontecimientos, también para Yolanda Díaz, cuando está en batalla permanente con el partido que llevó a la vicepresidencia segunda del Gobierno a quien hasta hace unos pocos años era una dirigente política solo conocida en Galicia, y sin demasiado éxito.

La imagen del «ticket electoral», por otro lado, evoca una situación que, en la práctica, es parte de nuestro paisaje político, pero que no debería quedar en los márgenes del debate: que el presidente busque la reelección asumiendo como normal que no tiene la posibilidad de gobernar en solitario, sino en compañía de otros; que necesitará bastones –varios– para apoyarse. Y, así las cosas, trata de convertir esa necesidad en una virtud. Es altamente probable que Feijóo también necesite a otros para que le salgan los números. Pero, de momento, lejos de vender un ticket con Abascal, se aleja de Vox todo lo que puede.