Opinión

Tal día como hoy en las Cortes de 1936

Largo Caballero fue elegido presidente en septiembre, recién estallada la guerra civil

Lo vivido esta semana en el Congreso en la Sesión de control al gobierno del miércoles, - y en el Senado el martes, y la aprobación de la Proposición de ley de la autoamnistía –que no proyecto de ley como es sabido– el jueves, reflejan la crispación y radicalización que Sánchez ha traído a la política española. Careciendo por completo de valor su palabra, y dispuesto a cuanto sea preciso para seguir en el poder, ha promovido una amnistía que es preciso repetirlo para que no se olvide la enorme corrupción política que representa: para comprar los siete votos de Puigdemont, que él necesita para seguir en La Moncloa. Estamos hablando de un político que desde la presidencia de la Generalitat encabezó un golpe de Estado para romper la unidad nacional separando Cataluña del resto de España. Está huido de la Justicia desde entonces, octubre de 2017, y anuncia su voluntad de regresar cual un héroe, víctima de la represión del Estado español, ridiculizando a las instituciones y al pueblo español, asegurando que «lo volverán a hacer». La mano derecha de su partido ya fue indultada por Sánchez junto a otros dirigentes de aquel golpe, juzgados y condenados por el Tribunal Supremo, para seguir en el gobierno tras las elecciones de 2019. Y desde entonces no dejan de afirmar esa misma voluntad de reincidencia delictiva mientras el sanchismo afirmaba, ya entonces, lo mismo que cacarea ahora: que es por la «convivencia y la reconciliación». Ante este acto de corrupción política sin precedentes, de pactar la investidura y la legislatura con un político prófugo de la justicia por golpista, mediante una amnistía reiteradamente negada con anterioridad –según él y sus sumisos sanchistas–, «por ser además inconstitucional», creando una gran división entre los españoles, anulando la independencia del Poder Judicial, y la igualdad de los ciudadanos ante la ley, es preciso preguntarse: ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo se le va a permitir lo que está haciendo, a quien llegó al gobierno con tan solo 84 diputados mediante una moción de censura para según él «acabar con la corrupción del PP que amenazaba la calidad de nuestra democracia?» Tal día como hoy de 1936, en un clima de máxima crispación se constituyeron las Cortes surgidas de las elecciones de febrero qué «ganó» el Frente Popular con un pucherazo electoral plenamente acreditado. Largo Caballero fue elegido presidente en septiembre, recién estallada la guerra civil. No estamos en aquella España afortunadamente, pero el Estado democrático y de Derecho, debe evitar lo que el actual Frente Popular sanchista está haciendo con España. Antes de que sea demasiado tarde.