Opinión

Las tinieblas electorales

“Aunque los sondeos pronostican ciclo de cambio y el PP goza de mejor posición de salida, la sensación que recorre los pasillos de Génova es de cierto espejismo en esas encuestas"

La campaña electoral va a ser una de las más crispadas de los últimos tiempos. La estrategia del PSOE va definiéndose a marchas aceleradas: confrontación dura con el PP y oxígeno para Yolanda Díaz.

El conflicto con la Junta de Andalucía a cuenta de Doñana ha ido tomando enteros en la actualidad informativa hasta convertirse en uno de los protagonistas. No es que el asunto carezca de importancia, pero la manera de llevarlo al ámbito de la campaña tiene más de táctica electoral que de gestión gubernamental.

La participación en primera persona en los ataques al líder de la oposición por parte del presidente del Gobierno, no es la tónica habitual. Ese papel suele quedar para los primeros escuderos, pero la importancia mediática la marca con más rotundidad lo que dice Sánchez que lo que proyectan los ministros.

Es un botón de muestra, no queda espacio ni para la venta de la gestión, ni para las propuestas electorales. En realidad, la maquinaria legislativa que ha puesto en marcha el Gobierno es demasiado controvertida para que suponga el pilar de la estrategia de campaña.

Las desavenencias en la ley del “Sí es solo sí”, las consecuencias en la comunidad universitaria de la nueva ley de Universidades, que lejos de terminar con la precarización de algunos colectivos de profesores, se ha traducido en la eliminación de sus plazas y la controversia sobre la nueva ley de vivienda, hacen tarea imposible conseguir votos con esas mimbres.

Por otro lado, Yolanda Díaz, en connivencia con Sánchez, ha decidido cortar amarras con Podemos. La versión oficial es justo la contraria, que Iglesias no quiere acudir a las elecciones bajo la marca Sumar y, sin dejar de ser eso cierto, la auténtica decisión de acudir en solitario la ha tomado la vicepresidenta segunda.

Lo que quiere realmente es ser presidenta del Gobierno en una o dos legislaturas y, aunque el PSOE es consciente, de momento, lo considera una aspiración imposible de alcanzar.

Lo que queda por ver es como se zafa Feijóo de la pinza que le harán Sánchez y Vox y, de otra parte, las consecuencias medidas en escaños de la ruptura en la izquierda más allá del PSOE.

De momento, aunque los sondeos pronostican ciclo de cambio y el PP goza de mejor posición de salida, pero la sensación que recorre los pasillos de Génova es de cierto espejismo en esas encuestas. En las tinieblas, Sánchez se maneja mejor.