España

La investidura de Sánchez

Junqueras frena la negociación: “Nuestros tiempos no son los del PSOE”

El líder de ERC exige que se pacte una «solución para Cataluña, no una investidura». Teme que Puigdemont y la CUP le acusen de traidor

Pedro Sánchez saluda a Oriol Junqueras en la conformación de la XIII Legislatura.
Pedro Sánchez saluda a Oriol Junqueras en la conformación de la XIII Legislatura.Cipriano PastranoLa Razón

En el endiablado escenario político sobre la investidura de Pedro Sánchez subyacen dos claves importantes: la inmunidad de Carles Puigdemont que puede concederle la justicia belga y el reconocimiento de pleno derecho como eurodiputado para Oriol Junqueras. Dos fechas señaladas, el dieciseis y el diecinueve de diciembre, condicionan claramente la negociación entre el PSOE y Esquerra Republicana, según fuentes conocedoras de las conversaciones. En la primera, un Tribunal de Bruselas resolverá la vista de Puigdemont en la que podría otorgarle su inmunidad parlamentaria. Si ello ocurre, el ex presidente fugitivo lo ha expresado a su entorno : «¿Y si vuelvo a España?». ¿Qué pasará entonces?, advierte «El Puchi», radicalmente contrario a apoyar a Sánchez. De igual modo, en la segunda fecha otro Tribunal de Luxemburgo decidirá sobre el pleno derecho de Oriol Junqueras como eurodiputado, lo que retrasa con toda seguridad la posible investidura. Así lo afirman dirigentes de ERC que han recibido un mensaje contundente de su líder desde la cárcel: «Nuestros tiempos no son los del PSOE».

La irrupción de Puigdemont, que se plantea regresar a España si logra la inmunidad, y la misma situación para el encarcelado Junqueras, ondean sobre las negociaciones y de ahí la afirmación de la secretaria general adjunta de ERC, Marta Vilalta: «No hay prisa, esto no va de días». Ello vaticina que la posible investidura se retrase al menos hasta enero, según admiten los socialistas. Todos los dirigentes de ERC insisten en que sus tiempos son diferentes a los del PSOE: «Nuestro objetivo es encontrar una solución política para Cataluña antes que una investidura», asegura el vicepresidente del Govern y hombre fuerte de Esquerra, Pere Aragonés. Además, medios soberanistas destacan la enorme presión de Carles Puigdemont, Quim Torra y JuntsxCat sobre los republicanos, dado que su apoyo a Pedro Sánchez les dejaría «muy tocados» para liderar el independentismo. Y mucho más ante el horizonte de unas elecciones en Cataluña, que en cualquier momento puede convocar el presidente de La Generalitat.

«El tiempo es el mayor enemigo de Sánchez», afirman dirigentes de ERC, sabedores de su división interna. Mientras en la cúpula son partidarios de «hacerse los duros» en una primera fase, para finalmente respaldar la investidura, las bases del partido son totalmente contrarias y se alinean con las tesis de Puigdemont y la CUP. «La clave es el tiempo», reconocen también en Moncloa y Ferraz, ante el temor de que cuanto más se dilate la negociación, mayor será también la presión independentista sobre ERC. De ahí los recelos socialistas y su impresión de que «esto va para largo», en todo caso, hasta el mes de enero. «Las prisas no son buenas consejeras», advierte Marta Vilalta ante la chulesca afirmación del líder morado, Pablo Iglesias, de que puede haber gobierno en Nochebuena.

Además, según ha sabido este periódico, en el entorno de Puigdemont ha molestado mucho el reparto de ministerios y cargos entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias sin haber siquiera sellado un pacto de investidura. Con el acicate de negarle a Quim Torra su presencia en las conversaciones que llevaron a su diputada en el Congreso, Laura Borrás, a acusar a los republicanos de «deslealtad» y exigir su asistencia a la próxima reunión, prevista para el tres de diciembre, día en que se constituyen las Cortes y en puertas del aniversario de la Constitución. Aunque ERC valora haber encontrado un PSOE «más receptivo», tras un análisis en frío nadie da por seguro el pacto. «Esto es muy complicado», reconocen dirigentes republicanos muy presionados por sus adversarios de JuntsxCat y la CUP. Sabido es que los socios del Govern viven entre constantes divisiones y reproches.

Al enrevesado calendario político y judicial se suma ahora la decisión del Tribunal Constitucional, esta vez sí por unanimidad, de aceptar la personación de Carles Puigdemont y Quim Torra para defender las resoluciones independentistas y de reprobación al Rey Felipe VI, aprobadas por el Parlament de Cataluña, en los procedimientos iniciados a raíz de los recursos del gobierno de Pedro Sánchez. Sin olvidar el otro fallo polémico con el voto particular de tres magistrados que permite a Oriol Junqueras recurrir al Tribunal de Estrasburgo sobre la lesión de sus derechos políticos. Nadie duda que ello enturbia la negociación sobre la investidura y, desde luego, la retrasan. Los republicanos no renuncian a ninguno de sus postulados que pasan por la mesa entre gobiernos, amnistía para los presos y derecho de autodeterminación. «La velocidad está amortizada», dicen en ERC ante las prisas de Sánchez e Iglesias.

Puigdemont sigue en sus trece: un NO rotundo a la investidura de Pedro Sánchez si no se pacta previamente el referéndum de autodeterminación y una Mesa de diálogo entre gobiernos sin condiciones. La posición del PSOE es para el fugitivo de Waterloo claramente insuficiente y una trampa. «No nos fiamos de Sánchez», aseguran en su entorno. La estrategia pasa por aguardar al próximo dieciseis de diciembre en que el Tribunal belga decidirá sobre la Euroorden del juez Llarena. Sus defensas confían en que el veredicto sea favorable y que el prófugo logre su acta de eurodiputado con la consiguiente inmunidad parlamentaria. Si así fuera, el ex presidente no renuncia a volver a encabezar una lista para las elecciones autonómicas en Cataluña, previstas a principios del año próximo y regresar a España.

«Sigo siendo el presidente legítimo», reitera Puigdemont, muy fuerte tras los buenos resultados electorales de JunstsXCat, con ocho diputados en el Congreso, liderados por su nueva «delfina», la diputada Laura Borrás. Ello les convierte en un paladín del soberanismo frente a ERC, que ha perdido dos escaños. Por tanto, los planes del fugitivo pasan por salvaguardar su inmunidad y dinamitar a su rival Esquerra, que tendría muy difícil apoyar a Pedro Sánchez. «A nosotros, cuanto peor, mejor», le dijo El Puchi a Torra en su última reunión en Waterloo, dónde se pactó un rotundo rechazo a la investidura de Sánchez y una enorme presión a Esquerra. «A ver cómo se lo explican a sus bases», advierten los neoconvergentes.

Así las cosas, en el entorno de Puigdemont insisten en que, hoy por hoy, su rechazo es total a la investidura de Pedro Sánchez y su objetivo liderar el independentismo frente a ERC. Si finalmente obtiene su inmunidad parlamentaria no descarta encabezar una lista autonómica con una clara advertencia: «¿Y qué pasa si vuelvo a España?». En este escenario de gran presión, el sector empresarial mantiene gran preocupación por la situación del conflicto. Y ante el posible regreso a España de Puigdemont su respuesta es clara: «Mejor ni pensarlo».