Ucrania

Rezar por Ucrania

Francisco ha llamado a rezar para que el país «pueda ver florecer la fraternidad y superar las heridas, los miedos y las divisiones».

Mientras Moscú prosigue su ingente despliegue en las fronteras con Ucrania, en Kiev se preparan para resistir militarmente cualquier intento de invasión. Simultáneamente, Washington y sus aliados de la OTAN y de la UE envían a los países de Europa del Este soldados y sofisticado material bélico. Los más optimistas recuerdan ese «si vis pacem para bellum» ( si quieres la paz prepara la guerra).

El miércoles 26 de junio a las ocho de la tarde en la basílica de San María en el romano barrio del Trastévere se celebraba una vigilia de oración para pedir a Dios la paz. Era una respuesta al llamamiento de Francisco a rezar para que Ucrania «pueda ver florecer la fraternidad y superar las heridas, los miedos y las divisiones».

Presidió la ceremonia el secretario para las Relaciones con los Estados, el arzobispo Paul R. Galllagher, que subrayó con sus palabras la dramática situación que amenaza con explotar. Para él lo más escandaloso es «ver que quien más sufre a causa de los conflictos no son los que deciden si ponerlos o no en marcha sino sobre todo los que son víctimas de los mismos». Entre los asistentes, se encontraban, sentados codo con codo, los embajadores de la Federación Rusa y de la República de Ucrania: ojalá sea un buen presagio.

No dudo que algunos puedan pensar que el Papa es un ingenuo creyendo que podrá detener el avance los tanques y parar el rugir de los bombarderos rezando, pero Beroglio ha recordado que la oración «nunca es un gesto abstracto o intimista» y que «rezar significa dejar que Dios nos indique cuál es la cosa justa para hacer». En este caso: abandonar las amenazas y abrir la vía del diálogo y de la negociación diplomática. Cualquier otro camino sólo conduce a la catástrofe.