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Ocho cardenales orientan a Francisco sobre el gobierno de la Iglesia

La Razón
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El grupo de ocho purpurados que hoy comienza sus reuniones con el Papa para aconsejarle en el gobierno de la Iglesia universal y en la reforma de la estructura organizativa de la Santa Sede ha quedado transformado en el «consejo de cardenales». Francisco, por medio de un quirógrafo hecho público ayer, decidió instituir este organismo llamado a situarse en el vértice de los distintos foros de consulta a los que acude el Pontífice. El «consejo» puede sufrir variaciones en su número y en su forma de organizarse, pues el Papa se reserva el derecho de actuar con él «de la forma que resulte más adecuada».

Entre los cambios que podría sufrir en la próxima de sus convocatorias, que según el portavoz vaticano, el jesuita Federico Lombardi, se producirá dentro de «dos o tres meses», está la inclusión de algún purpurado de las Iglesias orientales, pues hoy no están representadas en el comité. En el quirógrafo, Francisco escribe que puede consultar con el «consejo de cardenales» convocándolos a todos de nuevo o hablando de forma separada con cada uno de ellos. Constituyen una «ulterior expresión de la comunión episcopal y del auxilio» que el episcopado ofrece a su pontificado, asegura.

Junto al «consejo de cardenales», el otro organismo llamado a convertirse en caja de resonancia de las inquietudes de la Iglesia es el sínodo de los obispos. Su reforma es uno de los temas a tratar en las reuniones que el Pontífice mantendrá con los 8 purpurados hasta el jueves. Los encuentros comienzan hoy a las 9:30 horas de la mañana y contarán sólo con la presencia adicional del secretario del grupo, el obispo de Albano, Marcello Semeraro.

En su comparecencia ante los medios, Lombardi explicó que no hay que esperar que de estos tres días de reuniones vayan a salir grandes decisiones, pues la reforma de la Iglesia es un asunto muy complejo que va a llevar tiempo. «La palabra clave es sinodalidad. El Papa va en camino con la Iglesia buscando el discernimiento a través de la consulta frecuente y paciente», dijo el portavoz, quien repitió que el papel del «consejo de cardenales» es asesorar y estar al servicio del obispo de Roma, no tomar decisiones. «Quien decide es el Papa», remachó.

Este comité no parte de una idea de Francisco: nace de una petición que hicieron los purpurados durante las reuniones previas al cónclave y parece además destinado a permanecer en el tiempo. «No tiene fecha de caducidad», comentó Lombardi. No se cansó de subrayar que no hay que esperar documentos o decisiones de este organismo, pues se trata de una institución «de consulta», no de un «gobierno colegial». El jesuita comentó que ya se habían redactado para la reunión de estos días 80 documentos con las propuestas de reforma de la Iglesia y apuntó que tal vez en estos primeros encuentros habrá que decidir cuáles son las prioridades.