Santoral
¿Qué santo se celebra hoy, lunes 31 de julio? Todo lo que debes saber del santoral de hoy
Hoy recordamos la vida y sacrificio de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús
El santoral cristiano es el listado de santos y beatos que son honrados por los fieles en una fecha concreta. Estas efemérides se mantienen y se celebran, para que los católicos de todo el mundo mantengan el recuerdo de su sacrificio y para que su vida de rectitud sirva como referencia y guía moral para todos ellos. Hoy, lunes 31 de julio, la efeméride que destacamos es la que conmemora a San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús. Aunque, dada la extensísima historia de la Iglesia Católica, es normal que haya más de una onomástica el mismo día.
Entre los santos y beatos que son recordados y honrados este lunes, podemos mencionar a San Calimero de Milán, Santa Elena de Suecia, San Fabio de Mauritania, San Germán de Auxerre, San Justino de Iacobis, Santos Pedro Doàn Côn Quý y Manuel Phung, San Tertulino de Roma, Beato Everardo Hanse, Beato Francisco Stryjas, Beato Jaime Buch Canals, Beato Juan Colombini, Beato Juan Francisco Jarriges, Beato Miguel Ozieblowski, y Beata Sidonia Schelingová. Cada uno de estos santos y beatos tiene una historia y una trayectoria única que ha sido reconocida y celebrada por la Iglesia Católica a lo largo del tiempo.
¿Quién fue San Ignacio de Loyola?
Nació en 1491 en el castillo de Loyola, junto a Azpeitia. Su carrera militar comenzó cuando todavía era muy joven. Sin embago, tuvo que abandonarla después de haber sufrido una grave lesión en la defensa del sitio de Pamplona contra los franceses, cuando una bombarda le fracturó la pierna. Durante su convalecencia, se volcó completamente en los libros.
La lectura le acercó a una nueva vocación al servicio de Dios y de la fe, siguiendo el ejemplo de los santos que le precedieron: “Si esos hombres estaban hechos del mismo barro que yo, bien yo puedo hacer lo que ellos hicieron”. Este es, como él mismo explica, el momento de su conversión. Años después se levantó una capilla en la habitación de la casa familiar de los Loyola donde se recuperó de sus heridas y donde, aun a día de hoy, se puede leer: “Aquí se entregó a Dios íñigo de Loyola”.
Después de su conversión se retiró a Montserrat y Manresa para hacer penitencia y oración. Fue allí donde empezó a elaborar el método ascético que luego quedó enmarcado en los Ejercicios espirituales (1522). Después realizó una peregrinación a los Santos Lugares de Palestina en 1523. Y al regresar a España, comenzó a estudiar en las universidades de Alcalá de Henares, Salamanca y París para poder afrontar mejor su proyecto de apostolado, a la edad de 33 años.
San Ignacio de Loyola comenzó a difundir el método de los ejercicios espirituales, lo que generó sospechas de heterodoxia, siendo considerado por muchos como alguien que no se ajustaba a la doctrina católica. Eso le costó el ser procesado, además de que se le prohibiese predicar e interrumpir sus estudios. Esta situación y todas sus injusticias fueron considerados por el propio Ignacio de Loyola, como pruebas de Dios para purificarle y santificarle.
Pronto empezó a reunir a varios seguidores y compañeros, con quienes decide formar la Compañía de Jesús, cuyos estatutos aprobó el papa en 1540; San Ignacio de Loyola, cuyo fervor y energía inspiraban al grupo, fue elegido por unanimidad su primer general. La compañía de los Jesuitas replicaba la estructura militar en la que Ignacio había sido educado, pero ahora la ponía al servicio de la propagación de la fe católica, en un momento donde estaba amenazada de muerte por la Reforma.
Finalmente, San Ignacio de Loyola muere en el año 1556 y fue canonizado 13 años más tarde.
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