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Investigación Médica

Obesidad, dieta pobre o inactividad, ¿cuál aumenta más el riesgo de demencia?

Un estudio realizado a más de un millón de mujeres durante casi dos decadas nos da la respuesta

La demencia frontotemporal es el nombre de un grupo de demencias progresivas que afectan principalmente a la personalidad, al comportamiento y al habla de un individuo.
La demencia frontotemporal es el nombre de un grupo de demencias progresivas que afectan principalmente a la personalidad, al comportamiento y al habla de un individuo.larazon

Un gran estudio que siguió a más de un millón de mujeres durante casi dos décadas ha descubierto que la obesidad en la mediana edad está relacionada con un mayor riesgo de demencia en el futuro. En cambio, la mala alimentación y la falta de ejercicio no lo son, según un estudio que publica la edición en línea ‘Neurology’, la revista médica de la Academia Estadounidense de Neurología.

“Algunos estudios anteriores han sugerido que una dieta pobre o la falta de ejercicio pueden aumentar el riesgo de demencia de una persona --apunta la autora del estudio Sarah Floud, del Departamento de Salud de la Población de Nuffield en la Universidad de Oxford (Reino Unido)--. Sin embargo, nuestro estudio encontró que estos factores no están vinculados con el riesgo de demencia a largo plazo”.

“Las asociaciones a corto plazo entre estos factores y el riesgo de demencia probablemente reflejen cambios en el comportamiento, como comer mal y estar inactivo, debido a síntomas tempranos de demencia”, añade.

En el estudio participaron una de cada cuatro mujeres nacidas en el Reino Unido entre 1935 y 1950, lo que supone cerca de 1.137.000 mujeres, con una edad promedio de 56 años y no tenían demencia al comienzo del estudio.

Para el estudio, un IMC entre 20 y 25 se consideró deseable, y un IMC de 30 o más se consideró obeso. Las mujeres que informaron hacer ejercicio menos de una vez por semana fueron consideradas inactivas. Aquellos que hicieron ejercicio con más frecuencia fueron considerados activos. La dieta habitual informada por las mujeres se usó para calcular su consumo de calorías.

Los investigadores siguieron a las mujeres durante un promedio de 18 años y a los 15 años desde el comienzo 18.695 fueron diagnosticadas con demencia.

Los investigadores descubrieron que las mujeres que eran obesas al comienzo del estudio tenían, a largo plazo, un riesgo 21 por ciento mayor de demencia en comparación con las mujeres con un IMC deseable. Entre las mujeres obesas, el 2,1 por ciento (3.948 de 177.991 mujeres) fueron diagnosticadas con demencia.

Esto contrasta con el 1,6 por ciento de las mujeres con un IMC deseable (7.248 de 434.923 mujeres) que fueron diagnosticadas con la enfermedad.

Sin embargo, si bien la ingesta baja en calorías y la inactividad se asociaron con un mayor riesgo de demencia durante los primeros 10 años del estudio, estas asociaciones se debilitaron sustancialmente, y después de 15 años, ninguno de los dos estaba fuertemente relacionado con el riesgo de demencia.

“Otros estudios han demostrado que las personas se vuelven inactivas y pierden peso hasta una década antes de que se les diagnostique demencia --recuerda Floud--. Es probable que los vínculos a corto plazo entre la demencia, la inactividad y la ingesta baja en calorías sean el resultado de los primeros signos de la enfermedad, antes de que los síntomas comiencen a aparecer”.

“Por otro lado, la obesidad en la mediana edad se relacionó con la demencia 15 o más años después --prosigue--. La obesidad es un factor de riesgo bien establecido para la enfermedad cerebrovascular y esta contribuye a la demencia más adelante en la vida”. Ep