Tecnología

Coronavirus

¿Es una locura que Cataluña deje salir a la calle a los niños en 10 días?

Aunque la Generalitat plantea esta opción pese al estado de alarma, Sanidad recuerda que la medida debe aprobarla el Ministerio

Ivana es una de esas madres que con una mano teletrabaja y con la otra juega, da de comer, cuida, atiende, entretiene, baña y duerme a sus hijas. Lo hace con el tesón de quien se enfrenta cada día a una batalla, pero también con la delicadeza de quien guarda entre sus manos su tesoro más preciado. Esta mezcla de sentimientos es lo que hace que, tras más de un mes cuarentena, a veces los nervios estallen. Y que las ideas se acaben. Y que los bajoncillos lleguen. Por ello, intenta que cada día sea especial, ya sea programando comidas especiales o sesiones de juegos. Todo para que ellas vivan esta anormalidad con la mayor normalidad posible. “A mis hijas no les tocaba vivir esta situación con la edad que tienen. Donde ellas deberían estar es aprendiendo en el colegio, pasando las tardes con sus abuelos o divirtiéndose con sus amigos en el parque”, señala esta madre de Tarragona, que ve con buenos ojos la posibilidad de que sus pequeñas puedan salir a la calle dentro de diez días.

Así lo anunció ayer la Generalitat de Cataluña, que ya está trabajando para que esa opción sea finalmente una realidad. Eso sí, de forma limitada y por franjas horarias. Según el consejero de Interior, Miquel Buch, este tema se abordará en la próxima reunión del Comité Técnico del Plan de Emergencias, aunque insistió en que “por el momento” las directrices del Ejecutivo catalán son mantener el confinamiento. En cualquier caso, se trataría de una medida que entraría en colisión con el estado de alarma vigente desde el pasado 14 de marzo y, aunque en principio finaliza el 26 de abril, es muy probable que se prolongue algunas semanas más. “Es algo posible y necesario, siempre que controlemos las medidas de higiene y de distanciamiento social”, sostiene Ivana, que ya ha encargado mascarillas para toda su familia. “Entiendo que no nos van a dejar ir al parque o al centro comercial, pero sí salir de forma ordenada y controlada, siguiendo unas pautas: das una vuelta a la manzana, estiras las piernas, vuelves a casa y te desinfectas”.

Para llevar a cabo este cambio, que aún no tiene fecha definitiva, están trabajando conjuntamente los departamentos de Salud, Interior, Asuntos Sociales y Familias, que ya han avisado de que los niños deberán llevar la mascarilla obligatoriamente y no se podrán acercar a menos de dos metros del resto de personas. Algo que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, no comparte. “Hemos pedido a las comunidades autónomas que nos hagan llegar sus planteamientos en materia de desescalado con el objetivo de planificarlo, no de ejecutarlo. Cataluña nos puede hacer llegar sus planteamientos, pero luego lo aplicará el Gobierno de España”, sentenció al respecto. O dicho de otra forma: si Quim Torra decidiese aplicarlo, estaría vulnerando el estado de alarma. Además, no hay que olvidar que este plan supone un giro radical en su lucha contra la pandemia, pues hasta hace unos días seguía exigiendo el confinamiento total y reprendía al Gobierno que lo hubiera relajado al permitir que los trabajadores no esenciales regresasen a sus puestos de trabajo.

La familia de Juan Carlos no quiere que sus pequeños pisen el asfalto hasta que la situación sea completamente segura
La familia de Juan Carlos no quiere que sus pequeños pisen el asfalto hasta que la situación sea completamente seguraLa RazónArchivo

Esta reivindicación no es exclusiva de la política. También se ha dejado notar en las redes sociales, donde existe un constante baile de opiniones a favor y en contra. Es el caso de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que escribió en Facebook su propio alegato: “No esperéis más, la situación es insostenible. Liberad a nuestros niños”. A lo que Illa contestó, el pasado jueves en el Congreso, que “estamos siguiendo día a día la evolución de la epidemia para que en cuanto sea posible, y de forma ordenada, los niños y niñas puedan salir a la calle”. Mientras tanto, esto no será posible. Juan Carlos es de los que se inclina hacia este lado de la balanza. Es enfermero, por lo que conoce de primera mano los peligros que entraña esta enfermedad. Sabe los estragos que está causando en los hospitales y las penas que está levantado en muchas familias. Por eso no quiere que sus hijos de tres y nueve años, aunque comiencen a sufrir el desgaste de la cuarentena, pisen la calle. “Si todos fuésemos buenos ciudadanos y cumpliésemos a rajatabla las medidas de seguridad, podría plantearse… pero no es así”, dice este padre de Alcorcón (Madrid).

Hace unos días, por ejemplo, salió a hacer la compra de la semana. Y, conforme se iba acercando al supermercado de turno, notó que la cantidad de gente comenzaba a aumentar. “Me volví a casa. Como no tenemos garantías de que nuestra salud no corre peligro, no me la quiero jugar. Si los niños pudiesen salir a la calle, ésta se llenaría de más gente, lo que también incrementaría el riesgo de contagio”. Las palabras del lehendakari, Iñigo Urkulu, ayer por la mañana al término del Comité asesor del Plan de Protección Civil de Euskadi, tampoco le convencen. El Gobierno vasco va proponer exactamente lo mismo a Pedro Sánchez en la próxima reunión de líderes autonómicos, así como la posibilidad de autorizar la actividad física en el exterior de manera individual. “Conforme pasan los días, el ánimo va decayendo. Es evidente que nuestros hijos necesitan tomar el aire y divertirse, pero para eso primero tiene haber una seguridad real. Simplemente, por llegar hasta ahí, ya merece la pena luchar”.