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Covid-19

Tests, el incierto pasaporte a la libertad

No hay una prueba perfecta, todas son complementarias

Test covid resultados José Maluenda

Que Torrejón de Ardoz haya concluido el mayor estudio europeo de seroprevalencia de Covid-19 ha obligado a la comunidad científica a tomar posición sobre su conveniencia. A la vez, se ha hecho indispensable, para una población desorientada en plena desescalada, una explicación rigurosa de los tipos de pruebas de diagnóstico existentes.

Carlos Sisternas, biólogo, experto en diagnóstico in vitro y director de la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin) en Cataluña, explica que «el virus es como un balón de fútbol que por fuera tiene una cubierta y por dentro material genético» y que para detectarlo tenemos, en primer lugar, el test de la PCR que «es la regla de oro» porque «es el de mayor sensibilidad y especificidad». Utiliza muestras nasofaríngeas y ofrece «una foto fija de si hay o no infección en un momento concreto. Destruye la cubierta del balón, recupera el material genético interior y, a partir de un nivel de copias muy bajo, es decir, muy al principio de la infección, ya es capaz de multiplicar este material vírico hasta que es detectable. Además, compara varias secuencias con un patrón y garantiza que el material genético es de este virus y no de otro. Requiere equipamiento complejo (termocicladores sencillos o integrados), mucho personal y condiciones de limpieza extremas».

Luego están «los test de antígenos, que hay muy pocos y buscan en la cubierta del balón las proteínas del virus, y los test de anticuerpos que se dividen en test rápidos y test de laboratorio. Los dos parten de una muestra serológica (sangre), buscan la reacción del cuerpo ante el virus y tienen un riesgo a considerar: necesitan entre 7 y 14 días desde que te has infectado para la detección. La IgM es el primer anticuerpo que sale en defensa de tu organismo, tiene un pico y desaparece, y la IgG es el anticuerpo asociado a la inmunidad (no hay garantía de que en el 100% de los casos haya inmunidad, pero los casos de reinfección han sido extraordinariamente poco frecuentes)», se desarrolla a la vez que se está extinguiendo la IgM y puede permanecer meses o años. Esta inmunidad es el escenario que están buscando ahora con los test masivos. Ha habido muchas dudas sobre la calidad de los test rápidos porque la normativa establece que son de autocertificación: la empresa fabricante dice que cumple la sensibilidad y especificidad que anuncia. Para asegurarse, hay que llevar muestras a un laboratorio de referencia que lo certifique. Esto se ha hecho bien en España. En los momentos iniciales de la pandemia había mucha necesidad de test y poca disponibilidad. Por pánico o lo que quieras, el Gobierno tiró por el camino de en medio. Lo que sí hizo bien fue mandar muestras al Instituto de Salud Carlos III. Esto le permitió decir: nos hemos equivocado, la sensibilidad es del 30%, un desastre».

Por último, están los test de anticuerpos de laboratorio que «trabajan con una muestra de sangre sobre suero y la fiabilidad es bastante alta. Además, a diferencia de los test rápidos en los que el resultado es positivo o negativo, los test de laboratorio cuantifican el nivel de anticuerpos», explica el experto.

Tres millones al mes

Parece que no se repetirán los errores del principio porque, asegura Sisternas, «la disponibilidad de PCR es un tema resuelto en España. Podemos realizar tres millones de test al mes, que cubriría las necesidades. En test rápido también hay disponibilidad; el problema es encontrar test fiables. Ahora estamos ganando capacidad de producción y comercialización en los test de anticuerpos de laboratorio. Podemos hacer entre 1,2 y 1,5 millones al mes». Y para elegir entre ese abanico de posibilidades, el presidente de Fenin en Cataluña aconseja: «Debe prevalecer el criterio médico. Ningún test es perfecto, son test complementarios».

Sobre el criterio médico, Rafael Cantón Moreno, jefe de Servicio de Microbiología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, considera que «lo importante es optimizar el hecho de que cada prueba tiene mayor sensibilidad en un tiempo determinado. La PCR es la prueba más sensible para saber si una persona está infectada en una situación presintomática (justo antes de la aparición de síntomas o después) o para hacer un estudio de asintomáticos. Si lo que queremos, como en Torrejón de Ardoz, es un estudio de seroprevalencia, es decir, cuánta población de un grupo ha estado expuesto al coronavirus, lo mejor es hacer una serología detectando la IgG exclusivamente. Digo exclusivamente porque la IgM da problemas de interpretación (puede ser inespecífica o residual) y su estudio debería quedar restringido a los casos de sintomatología clínica de infección aguda en los que hayan pasado seis o siete días».

Y a pesar de la disponibilidad y creciente fiabilidad de los test si se usan con criterio médico, el doctor Cantón recuerda que «la primera recomendación es mantener las medidas de protección: mascarillas, distanciamiento y lavado de manos. De nada sirve hacerme una PCR semanal si no mantengo las medidas de seguridad. Daría una falsa sensación de seguridad. En resumen, si quiero conocer el estatus inmunológico de mi población, hago una determinación serológica de IgG. En aquellos casos en los que necesite saber si tengo un asintomático, haré una PCR, por ejemplo a pacientes que vayan a ingresar en un hospital. En los estudios masivos, estamos equivocando una seroprevalencia con la detección de esos casos asintomáticos porque esa detección la vamos a hacer con IgM y ya sabemos que la IgM da muchos problemas en cuanto a sensibilidad y rendimiento diagnóstico».

Quizá por eso, Margarita Alfonsel, presidenta de Fenin y farmacéutica con 32 años de experiencia en el sector, cree que «en este momento no es necesario hacer test, ya sean PCR o test de anticuerpos, de forma masiva e indiscriminada. Hay que hacer pruebas a la población de riesgo o población con síntomas. El objetivo es reducir el número de posibles asintomáticos que puedan contagiar para limitar la expansión del virus. Luego, hacer un estudio de prevalencia puede aportar información de valor, evidentemente. Soy partidaria de hacer test en base a las recomendaciones de los científicos y no con criterios políticos». En opinión de Alfonsel, «ya no estamos en el momento más dramático de la pandemia y hay que actuar con sensatez: la lógica nos dice que la combinación de los distintos test que tenemos nos puede dibujar el escenario en el que nos vamos a tener que mover», concluye.

El «predictor» para detectar el coronavirus

El Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas desarrolla un kit de diagnóstico con la fiabilidad de la PCR y la velocidad del test rápido. Felipe Cortés, codirector del proyecto, asegura que se trata de «un test genético de sensibilidad muy alta basado en la amplificación mediada por polimerasa phi29, realizado sin equipamiento especializado, a temperatura ambiente y en atención primaria, farmacias o domicilios. El plazo, optimista: antes de 2021».
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