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Vacunas

«Los ratones infectados con SARS-CoV-2 pierden hasta un 10% de peso en cuatro días»

Entrevista a Noemí Sevilla, científica del Centro de Investigación en Sanidad Animal del Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias (CISA-INIA) que está probando en 60 ratones transgénicos la vacuna contra el coronavirus desarrollada por el investigador del CSIC Vicente Larraga

Noemí Sevilla, científica del CISA-INIA
Noemí Sevilla, científica del CISA-INIACedida

Noemí Sevilla trabaja contra reloj para dar con la vacuna contra el SARS-CoV-2. Es una de las científicas del Centro de Investigación en Sanidad Animal del INIA. Nos atiende desde su casa; no hay ni un minuto que perder.

-¿En cuántos ensayos de vacunas Covid están trabajando?

-Estoy dirigiendo uno, el que llevo a medias con Vicente Larraga (del CSIC) y luego en el CISA hay otro proyecto más en marcha.

-En cuanto al primero, ¿lo están probando con roedores?

-En ratón transgénico que expresa el receptor humano ACE2 porque estamos mirando los niveles de protección cuando los animales son vacunados. Estamos trabajando con alrededor de 70 ratones y con una cohorte de unos 60 para vacunación.

-Antes de la Covid-19, ¿en cuánto tiempo se podía hacer esta parte de los ensayos?

-Estamos yendo bastante deprisa por la emergencia. Esto podría llevar hasta donde estamos ahora, la evaluación in vivo, que es la que dirijo yo, al menos un año o año y medio. Y ahora vamos a empezar con el desafío de los animales. Esta primera parte la hemos hecho seis meses. Y la siguiente estimamos hacerla en mes y medio.

-¿Cuál es el nivel de seguridad de su centro?

-Toda nuestra instalación es de nivel de seguridad 3. Eso exige que al llegar te tengas que cambiar de ropa, ponerte un «pijama» para entrar en la llamada zona sucia. Dentro tenemos zonas más o menos peligrosas en cuanto a bioseguridad, es decir, con mayor o menos contención. Todo nuestro centro tiene presión negativa y para trabajar con el SARS-CoV-2 lo hacemos en un nivel 4 para animales y 3 plus para humanos y trabajamos con trajes herméticos y ventilados con un motor incorporado para poder respirar. Todo el traje es FFP3 como las mascarillas. Para entrar necesitas llevar este traje y para salir una ducha química que elimina cualquier patógeno y por supuesto el centro cuenta con puertas neumáticas para evitar cualquier tipo de escape.

-¿Cómo es su trabajo con los ratones transgénicos?

-Lo que hemos estado haciendo hasta ahora es testando la virulencia del aislado viral que tenemos y ver si realmente nuestro aislado viral es capaz de infectar a los ratones transgénicos y demostrar el fenotipo esperado para la infección con este virus. Estos ratones, cuando se les infecta con este virus desarrollan una clínica que a nivel microscópico se parece a lo que ocurre con los humanos: desarrollan neumonía y esto se ve en cortes de tejido, se ponen bastante enfermos, disminuyen de peso, lo esperado para un aislado virulento. Y ahora vamos a empezar a analizar la protección frente a la vacuna.

-¿Cuánto peso han perdido?

-Han perdido entre un 5 y un 10% de su peso en tres o cuatro días, llegando a perder más del 25% en siete días. Esto es lo más llamativo teniendo en cuenta que un ratón que puede pesar unos 20 gramos y que por bienestar animal no pueden perder más de un 25%, de lo contrario se les sacrificaría, por lo que perder en tan poco tiempo ese porcentaje es lo más significativo. Hablamos de dos o tres gramos en tres días. Es como si pesas 60 kilos y perdieras seis o 12 kilos sería una barbaridad en un tiempo tan breve.

-¿Cuántos han muerto?

-Se nos mueren todos después del desafío con el virus.

-¿Cómo se testa si funciona la vacuna?

-Las vacunas en general para evaluarla metes una dosis primera y si necesitan un recuerdo que generalmente sí porque es la manera más segura cuando evalúas una vacuna a las dos o tres semanas se le mete un recuerdo y a las dos o tres semanas siguientes le metes un desafío.

-Al inicio de la entrevista me comentaba que están trabajando como locos. ¿En cuánto se debería incrementar la inversión en investigación?

-Mucho. Estamos peor que nunca. Teníamos cinco proyectos financiados por el Gobierno central y con la crisis de 2008 nos obligaron a agruparnos, pasando a ser dos. Todo ha sido así, se ha producido una reducción de presupuesto salvaje. Tenemos una base y educación científica buenísima pero el problema es que competir con tan pocos fondos para investigación es imposible. Cuando voy a un congreso pienso yo no puedo hacer eso no porque no tenga ideas sino porque no hay dinero. Para ser competitivos en Ciencia deberíamos, al menos, destinar un 3% del PIB, y digo al menos. Y eso es importante porque por ejemplo en el CISA trabajamos con enfermedades veterinarias muy peligrosas que pueden producir una catástrofe económica si hubiese un brote. Trabajamos con el virus de la lengua azul, enfermedad que hay en España, con la peste de pequeños rumiantes que es similar al sarampión y que afecta también a ovejas y cabras y que no está en España pero sí en Marruecos, y es que España tiene un gran riesgo por la proximidad de los países africanos. Hay muchos virus en estos países que no están en España, como el virus de la fiebre aftosa y la peste porcina africana, virus con los que también se trabaja en mi centro.

-Acostumbrada a trabajar con virus, ¿qué pensó la primera vez que escuchó hablar del SARS-CoV-2?

-La verdad es que pensé que iba a pasar como con el MERS, que no se iba a expandir. Me llamaron a finales de febrero a una reunión en Bruselas para el tema de la Covid-19 y la idea que se tenía es que no iba a llegar el virus a Europa. Y, estando ya allí, llegó a Italia. Todos pensaban que se iba a controlar, nadie pensaba en una pandemia, sino más bien en un virus como la gripe, pero la realidad es que el nivel de contagio es terrible.