Dermatología
«La piel nos avisa de lo que falla por dentro»
Entrevista a Andrea Combalia, dermatóloga y autora del libro «Piel sana in corpore sano»
-¿De qué manera la piel es el reflejo de nuestra salud?
-Es un órgano que nos permite percibir los estímulos externos a través del tacto, y que a la vez transmite aquello que ocurre en nuestro estado interno. Refleja las emociones y nos permite expresarnos. Asimismo, cuando algo no funciona, lo podemos ver reflejado en la piel: el estrés está detrás de muchos brotes de acné, dermatitis y psoriasis, y es clave detectarlo.
-¿Qué signos de la piel sirven de voz de alarma de que algo no funciona bien en nuestro interior?
-Me atrevo a decir que cualquier desequilibrio que aparezca sobre nuestra piel es un aviso de lo que falla por dentro. Muchas patologías cutáneas esconden alteraciones hormonales, alergias, mala alimentación, un estrés importante o una patología interna. Debemos aprender a interpretar la piel y escuchar las señales que nos manda. Incluso puede cambiar de color, y se pone roja cuando hay una infección o una reacción medicamentosa, o puede coger un tono amarillento cuando hay un problema en el hígado. ¡La piel es muy importante! Y no debemos pasarla por alto.
-¿La pandemia ha pasado factura a nuestra piel?
-Efectivamente, ha sido una de las grandes perjudicadas de esta situación. Por un lado, el uso de mascarilla ha desequilibrado la piel del rostro: las personas que la tienen grasa han presentado brotes de acné, y aquellas con la piel sensible, han percibido irritaciones y enrojecimiento en las zonas de roce. Por el otro, el lavado de manos repetido y el uso de gel hidroalcohólico ha contribuido al daño de la piel de nuestras manos, favoreciendo las irritaciones, las grietas y la descamación. Sin olvidar el gran papel del sol en la síntesis de vitamina D, clave en el funcionamiento del organismo. Pese a que los niveles de dicha vitamina suelen ser bajos, este año estamos detectando que sus valores poblacionales han bajado todavía más, probablemente como consecuencia del confinamiento.
-¿Qué problemas de piel han aumentado por culpa de la Covid-19?
-A nivel dermatológico, una de las consecuencias más habituales es la caída de pelo que aparece unos tres meses tras haber sufrido la enfermedad. No es nuevo que aparezca un efluvio telógeno tras una infección grave, o un síndrome febril, pero estamos viendo casos muy llamativos, en los que los pacientes afirman que se les cae el pelo a manojos. Asimismo, no debemos olvidar que la infección por Covid también puede dar la cara a través de la piel, y sabemos que hay lesiones en las palmas de las manos y las plantas de los pies que se asocian a infección activa, así como reacciones urticariformes o enrojecimientos. Es muy importante consultar al dermatólogo ante cualquier sospecha.
-¿Damos poca importancia a la piel y no la cuidamos como merece?
-Efectivamente. Y del mismo, modo, considero que hay veces que usamos muchos más productos cosméticos de los que necesitamos. La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo y tiene muchas funciones ¡No es únicamente nuestro envoltorio! Debemos aprender a cuidarla y a interpretarla, y a proporcionarle toda la atención que merece. No obstante, tampoco debemos tratarla únicamente como un tema estético. En muchas ocasiones buscamos embellecerla, decorarla con maquillajes, pero el exceso de productos también tiene consecuencias negativas. Hay que saber lograr un equilibrio, y para ello lo mejor es dejarse asesorar por expertos.
-Tradicionalmente cuidamos la piel cuando aparecen las primeras arrugas o manchas... ¿Es un error?
-Como en todo, prevenir siempre es mejor que curar. La piel tiene memoria, y es importante empezar a cuidarla desde el nacimiento. De hecho, sabemos que las quemaduras solares recibidas en la infancia tienen una relación directa con el desarrollo de cáncer de piel en la edad adulta. El cuidado cutáneo debe ser constante, desde bien pequeñitos. Si no, a la larga, pasa factura.
-¿Y qué dicen de nosotros las uñas y el pelo?
-Ambas son estructuras que se renuevan constantemente y reflejan lo que ocurre en nuestro interior, ya que enseguida se afectan ante déficits nutricionales, anemias y estrés. De hecho, aunque son estructuras visualmente muy distintas, están formadas por componentes muy similares, y por este motivo, resulta muy habitual que se afecten en paralelo. ¡No hay que pasar por alto ninguna alteración en nuestro cuerpo! Es fundamental que nos observemos y nos escuchemos para detectar a tiempo las patologías y aquello que es necesario cambiar.
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