Tribuna

La lucha contra la publicidad engañosa en el ámbito sanitario

La pseudociencia invierte más dinero en publicidad que en Ciencia, por eso es fundamental la divulgación científica en los medios. Por eso, a la I+D+i hay que añadir obligatoriamente la divulgación: I+D+i+d»

Que estamos pasando un período «tristemente peculiar» desde el punto de vista sanitario, social y económico es una evidencia difícilmente discutible. Que es un período trágico por una pandemia invisible y silenciosa que tiene a toda la humanidad a la vez en jaque también. Y que en todo este «desaguisado», la comunicación, la divulgación y la publicidad representa unos pilares básicos para su abordaje y resolución también. Que la publicidad es una forma clara de comunicar y que en la sociedad actual tiene una importancia vital y muy dañina cuando se utiliza para engañar a ciudadanos (pacientes o profesionales), lo que esto está ocurriendo con demasiada frecuencia, afectando a la salud.

La situación es grave y resulta imprescindible tomar medidas legislativas y después hacerlas ejecutivas y reguladoras para que impidan «engañar» sobre centros, terapias, establecimientos y servicios sanitarios. Por todo ello, recientemente y una vez más en la Cámara Alta se ha aprobado por unanimidad una moción transacionada por todos los partidos políticos representados en el Senado que viene a poner en su sitio estas publicaciones engañosas.

Fue defendida en nombre del Partido Popular (PP) por el prof. Vázquez, y completa otras iniciativas presentadas en el mismo sentido anteriormente, por el que suscribe en nombre de su grupo. Se decidió analizar la legislación existente y de forma coordinada con las Comunidades Autónomas las mejoras en la regulación legal y reglamentarias de la publicidad de centros, establecimientos y servicios sanitarios, y como consecuencia elaborar normativas básicas a nivel estatal en esa materia de obligado cumplimiento; también reformas legales y reglamentarias que garanticen la seguridad del ciudadano enfermo y de los usuarios frente a la publicidad engañosa evitando los posibles prejuicios que puedan producirse. También y no menos importante se analizó proponer a las autonomías y a los colegios profesionales una campaña de vigilancia e inspección sobre estos centros y personas o pseudoprofesionales.

Algo que tiene que ver, y mucho, con la publicidad engañosa, es lo que está ocurriendo en las redes con el «Dr. Google», como quedó demostrado en «Sociología de la Sanidad» (A. Alarcó), un trabajo publicado recientemente. Y es que el «Dr. Google» es alguien que nadie conoce, no se sabe cómo es ni quién es, pero al que el 45% de los españoles consulta alguna vez y el 87% de sus contenidos no tiene que ver con la evidencia científica (es falso). Un problema gravísimo que contribuye a la divulgación de la pseudociencia y a la publicidad engañosa, que obliga a las administraciones, a los colegios profesionales y a la Ciencia a estar en las redes explicando las cosas que impidan la manipulación y la infodemia. Es importante recordar en estos momentos que la pseudociencia «invierte» más dinero en publicidad que la Ciencia, por esto es fundamental fomentar la divulgación científica en medios en general, pues es una necesidad objetiva del sistema y además debe ser una obligación de la Ciencia. Para buscar la complicidad de los ciudadanos debe de entenderse. La última ley de la Ciencia aprobada en las Cortes españolas, en la que tuvo un protagonismo decisivo la Cámara Alta, dejó bien claro que a la investigación, desarrollo e innovación hay que añadir obligatoriamente la divulgación: I+D+i+d.

En definitiva, la Cámara Alta una vez más se adelanta a proponer y aprobar soluciones a los grandes problemas que tiene la sociedad actual y, como Cámara territorial y de la Ciencia que es, legisla a favor de las soluciones de los mismos, lo que debe de obligar a todo Gobierno serio a ponerlo en práctica lo antes posible. Este instrumento democrático que nos dimos los españoles en 1978 (el Senado) tiene unas misiones legislativas que son de gran importancia política y que no siempre son bien ponderados. Por cierto, que nos cuesta a cada español 1,20 euros al año. Como senador desde 2008 me siento orgulloso de poder contribuir a que se pongan soluciones a los problemas reales de la sociedad. Esta iniciativa de la lucha contra la publicidad engañosa en el ámbito sanitario es una muestra de ello. Basta ya. A por todas.