Opinión
Ahora, salud mental
Embajadora Observadora Permanente de España ante la OEA y la OPS y ex ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social
La pandemia del Covid-19 ha tenido un importantísimo y grave impacto en la salud. En primer lugar, por los efectos directos del coronavirus; y en segundo, por haber quedado relegado, por la imperiosa urgencia, el diagnóstico y tratamiento de enfermedades crónicas y oncológicas, y haberse redirigido los esfuerzos que se destinaban a otras cuestiones de salud pública, la salud sexual y reproductiva, la salud materno infantil, y la salud mental, entre otras. Por lo que la pandemia ha tenido un doble impacto en la salud de la población.
Si hablamos de salud mental, se puede decir que la ciudadanía se ha dado cuenta que importa más de los que se creía, o decía, y la prioridad que históricamente se le ha concedido. Se ha empezado a hablar del tema con mayor centralidad en los medios de comunicación, y de este modo a combatir el estigma que lastra su abordaje.
En España entra en escena la Estrategia de Salud mental 2021-2026 del Ministerio de Sanidad, que es muy bienvenida. Años se llevaba de retraso y finalmente se ha logrado sacar a la luz, con la participación de sociedades científicas y de pacientes.
Este es un buen apoyo para situar la salud mental en el centro de las políticas públicas sanitarias en España, y como parte de una Unión Europea para la Salud. Teniendo en cuenta la salud mental a lo largo de todo el ciclo de la vida. Subrayo en la infancia y en la adolescencia, con apoyo a los recursos educativos en la promoción de la salud mental y la educación para la prevención y eliminación del estigma.
Un paso hacia delante importante para mejorar la asistencia a la salud mental, desde la equidad y sostenibilidad, la intersectorialidad y la perspectiva de género, bajo el prisma de los derechos humanos y los derechos de la ciudadanía, donde también está presente la eliminación del estigma y la prevención del suicidio.
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