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Una de las mayores ventajas de vivir en el siglo XXI es tener la posibilidad de congelar y descongelar alimentos para consumirlos cuando buenamente queramos. Los productos seguirán siendo igual de saludables después de congelarlos. Pero eso sí, debemos tratarlos de la forma adecuada. Si no somos respetuosos con la comida, es posible que la echemos a perder y que además, podamos sufrir alguna intoxicación.
Aunque un alimento esté congelado, no dura eternamente
No todos los alimentos son iguales. No es lo mismo un filete de ternera que una lubina, y una lubina tampoco es lo mismo que unos guisantes. De la misma forma, no todos los alimentos conservan sus propiedades durante el mismo tiempo. Por ese motivo, debemos tener cuidado con cuánto tiempo dejamos cada tipo de alimento en el congelador.
Mantén ordenado el congelador
Un congelador no puede convertirse en un cajón de sastre donde meter todo al tuntún.
Guardar los alimentos en función de la fecha tope de consumo nos ahorrará muchos problemas. Si colocamos arriba aquellos productos que deban consumirse antes, nos evitaremos comer un producto en mal estado o que nos veamos obligados a tirarlo (y que perder dinero). Además, evitará que esos productos que siempre se quedan en el fondo del congelador queden en el olvido.
Pero no todos tenemos una memoria prodigiosa y no todos recordamos cuando guardamos cada cosa. Es más, podemos convivir con más gente que no tienen ni idea de qué guardaste, ni cuando lo guardaste. Por eso es aconsejable que marquemos con un rotulador la fecha y el nombre del producto en cada envase que metamos en el congelador. Eso ayudará a consumir cada alimento cuando toca, y ayudará a que otras personas no se queden “congeladas” por no saber qué es qué.
Ser un poco maniáticos con esto nunca está de más.
Una vez descongelado, no puede volver a congelarse
Una manera de evitar que nos sobre comida y nos veamos forzados a tirarla, puede ser guardar todo lo que congelemos en función de las raciones que vayamos a utilizar. Guardar dos kilos de carne en el mismo paquete puede ser un error garrafal, porque no podrás cortarlo cuando esté congelado y solo podrás utilizarlo todo si lo consumes de una vez; y para consumir tal cantidad, necesitarás planear un banquete con varios comensales (y con apetito).
Si por algún motivo se ve en la necesidad de guardar un producto que ya estuvo congelado, es preferible que cocinarlo primero y meterlo después en el congelador.
Comprar productos congelados
A la hora de hacer la compra, es posible que quieras comprar alimentos ya congelados. Si ese es el caso, trate de no romper (en la medida de lo posible) la cadena de frío. A la hora de colocar los alimentos en el carro, déjelos a la vista para que al llegar a casa sean los más accesibles y los que antes se guarden; y si es posible, eche mano de una bolsa isotérmica.
Y si quiere ser infalible, coja los productos del final de la balda. Puede que la gente le eche una mirada asesina, pero los productos que están en la primera fila son susceptibles de haber roto su cadena de frío de tanto abrir y cerrar la puerta.
Los alimentos no deben estar en contacto con el aire
Si no tienes una envasadora doméstica, una buena alternativa puede ser utilizar bolsas de congelación; Antes de cerrarlas introdúcelas en un envase con agua. De esta forma, saldrá todo el aire que pueda quedar en el interior. Luego secamos las bolsas, las marcamos y estarán listas para congelarse. Así, nuestra comida conservará en su interior todos sus jugos y no absorberá otros olores.
En el caso de guisos, caldos o estofados, la mejor opción es utilizar un táper hermético.
Aplana el contenido de la bolsa
Siempre que sea posible, aplana el contenido de la bolsa. Es preferible que la bolsa tenga una forma fina y ancha. De esta forma, se descongelará más rápido y de forma más uniforme, y evitaremos que el centro se quede congelado mientras que los bordes se “cocinan”. Además, así los paquetes serán mas fáciles de apilar.
Las prisas no son buenas
Cualquier método que utilicemos para descongelar la comida llevará tiempo. Y eso significa que deberemos planificar nuestros menús con suficiente antelación.
Lo primero que debe quedar claro es queno debemos descongelar los alimentos a temperatura ambiente. La cocina puede coger temperaturas consideradas de alto riesgo, y eso puede favorecer el desarrollo de microorganismos que generen infecciones alimentarias mientras el producto se descongela. Es mucho más aconsejable utilizar uno de estos métodos:
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