Oncología
Descubren cómo las células tumorales permanecen latentes durante años antes de que ocurra la metástasis
Un nuevo trabajo dirigido por José Javier Bravo-Cordero, científico español del Monte Sinaí, encuentra que las células tumorales secretan un tipo de colágeno para permanecer latentes y se despiertan cuando los niveles de colágeno disminuyen
Un tumor puede convertirse en metastásico cuando las células cancerosas se desprenden de un tumor primario, se diseminan y viajan a otros órganos distantes o a otras partes del cuerpo a través del torrente sanguíneo o del sistema linfático. Una vez allí pueden permanecer latentes durante muchos años antes en algunos casos de formar metástasis clínicamente detectables.
Con el fin de descubrir los puntos débiles de estas células tumorales, llamadas células durmientes, un equipo de investigadores de la Escuela Icahn de Medicina en Monte Sinaí, en Nueva York, ha resuelto un gran misterio en la lucha contra el cáncer: cómo las células cancerosas permanecen inactivas durante años después de dejar un tumor y viajar a otras partes del cuerpo, antes de despertar y producir metástasis.
Para ello, los científicos analizaron cómo las células tumorales diseminadas detectan y remodelan la matriz extracelular (MEC). Dicho de otro modo cómo esta red grande de proteínas y otras moléculas que ayuda a que las células se unan y se comuniquen entre ellas puede pasar de reparar el tejido dañado a afectar la forma en la que estas se multiplican y se diseminan hasta que aparecen los síntomas de la enfermedad.
Según los hallazgos publicados hoy en la prestigiosa revista “Nature Cancer”, las células permanecen durmientes al secretar un tipo de colágeno, llamado colágeno tipo III, en el entorno que las rodea, y solo se vuelven activas una vez que el nivel de colágeno disminuye. “No es que estas células se vuelvan malignas cuando los niveles de colágeno se reducen, sino que dejan de estar latentes, en ningún momento han dejado de ser malignas”, precisa a este periódico José Javier Bravo-Cordero, profesor asociado de Hematología y Oncología del Departamento de Medicina en el Instituto del Cáncer Tisch del Mount Sinaí.
Los investigadores encontraron que al enriquecer el entorno alrededor de las células con este colágeno, podrían obligar a las células a permanecer en un estado latente y prevenir la recurrencia del tumor. “El tipo I y III son colágenos fibrilares porque producen fibras y tienen un papel esencial en la reparación de las heridas. Vimos que el colágeno III, bastante abundante en el organismo, ayuda a lograr que las células tumorales sigan latentes evitando así la metástasis. Para ello, hemos hecho diferentes experimentos eliminando el gen del colágeno III”, precisa el investigador español.
En la actualidad, la mayoría de las muertes por cáncer se deben a metástasis, que pueden ocurrir varios años después de la extirpación de un tumor. Investigaciones anteriores han estudiado cómo las células tumorales dispersas salen del letargo; este nuevo trabajo mostró cómo las células permanecen inactivas.
Para ello, Bravo-Cordero y su equipo probaron a “generar tumores de mama y de cabeza y cuello en ratones. Tras extirpar el tumor, les pusimos una cama de colágeno III y les monitorizamos. Y vimos que con esta cama de colágeno, que se utiliza frente a heridas, estos tumores no se volvían a desarrollar. Así que decidimos trasladar esta idea para prevenir ciertos tumores”, explica el profesor asociado de Medicina.
Para ello utilizaron diferentes técnicas de imágenes de alta resolución, incluida la microscopía intravital de dos fotones, una tecnología que permite la visualización de células cancerosas en su entorno en tiempo real en un animal vivo.
Mediante el uso de esta tecnología, los investigadores pudieron visualizar los cambios en la arquitectura de la matriz extracelular a medida que las células tumorales se volvían durmientes y cómo cambiaba cuando estas células se despertaban. Así, los investigadores demostraron que una gran cantidad de colágeno III podría usarse como una medida potencial para predecir la recurrencia del tumor y la metástasis.
En los modelos de ratón, cuando los científicos aumentaron la cantidad de colágeno tipo III alrededor de las células cancerosas que habían dejado un tumor, se interrumpió la progresión del cáncer y las células diseminadas se vieron obligadas a entrar en un estado latente.
De manera similar al tratamiento de heridas, en el que se han propuesto camas o andamios de colágeno como una alternativa terapéutica para heridas complejas de la piel, este estudio sugiere que mediante el uso de estrategias que apuntan a enriquecer el microambiente tumoral en colágeno tipo III, la metástasis puede prevenirse activando la latencia de las células tumorales.
Lo que abre una puerta al desarrollo de nuevos fármacos específicos que induzcan la latencia de las células tumorales. “La idea es buscar fármacos que favorezcan el enriquecimiento de colágeno tipo III”, afirma el científico.
Queda tiempo para que este logro llegue a la clínica, en todo caso se trata de un gran avance que allanará el camino hacia la remisión del cáncer porque ¿qué hay más efectivo que prevenir en la lucha contra el cáncer?
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